Una de las historias más versátiles del automovilismo es la de Audi. Nacida como una firma perfeccionista a principios del siglo veinte, fue consolidándose al aglutinar a cuatro compañías muy competitivas de aquellos tiempos y conservando su filosofía: estar a la vanguardia de la técnica.
Cruzaban los últimos años del siglo XIX. La Revolución Industrial bullía en todos los rincones del mundo occidental. Alemania era una de esas esquinas cuya actividad febril se reflejaba en poco más de tres docenas de firmas dedicadas a la construcción de la nueva promesa de la movilidad personal: el automóvil.
Uno de tantos ingenieros, August Horch, ya mostraba interés en el nuevo juguete a los pocos años de haber terminado su aprendizaje en Ingeniería y Mecánica de Motores. Eran mediados de la década de 1890.
Inició carrera en 1896 en Benz&Cie en Manheim, donde gracias a sus habilidades prácticas frente a problemas complejos logró ascender a la dirección de la construcción de vehículos. Para 1899, logra establecer su propia compañía en Colonia (Köln): Horch&Cie, la cual se dedicaba a reparar automóviles.
Entrando al siglo XX, Horch empieza a diseñar su propio automóvil, al cual va agregando innovaciones técnicas que resultan en máquinas más eficientes y menos ruidosas. Gracias al apoyo económico de un inversionista, en 1902 traslada su fábrica a Reichenbach, Sajonia, donde nuevamente se dedica a los planos de su primer automóvil.
Para 1904, la compañía se vuelve sociedad anónima y toma como sede Zwickau. Con esa consolidación, Horch empieza a producir autos de dos y cuatro cilindros, cuya robustez confirmaba el compromiso de August de “fabricar únicamente autos sólidos de buena calidad”.
NACE AUDI
Debido a conflictos gerenciales y de registro, August Horch tuvo que abandonar su compañía y decide crear una nueva en 1909. Lo curioso es que por razones legales, no podía usar su propio nombre; para ello, usa el equivalente en latín de su apellido Horch, que es Audi (escuchar). Esta inspiración nació de su hijo, quien escuchaba a su padre y colegas discutir sobre el nuevo nombre de la compañía mientras estudiaba el idioma culto.
Repite la misma historia con un taller de reparaciones de autos y posteriormente diseñar su propio vehículo. La ventaja de August era su reputación, ampliamente reconocida y sinónimo de calidad, por lo que al año ya había construido el primer Audi en junio de 1910.
Acorde a la época, fueron las carreras las que catapultaron el triunfo comercial de la nueva empresa de August Horch. Así, la Carrera Alpina Internacional de 1911 resultó el escenario perfecto para la confirmación de un éxito basado en el trabajo duro e innovador del creativo ingeniero.
Poco antes de la Primera Guerra Mundial, Audi ya figuraba como uno de los fabricantes más prósperos de Alemania.
LOS OTROS AROS
Wanderer fue una compañía dedicada a la fabricación de bicicletas hasta 1902, cuando surge la primera motocicleta que refrendó el éxito de calidad de las dos ruedas sin motor. Para 1905, la efervescencia por el automóvil orilló a los mecánicos fundadores, J.B. Winkhlofer y R. A. Jaenicke, a mostrar un serio interés por las cuatro ruedas. Sin embargo, debido a la fuerte competencia, su proyecto evolucionó poco a poco, hasta que en 1912 surge el prototipo denominado Puppchen, traducido como "muñequita".
Tras una dura travesía a lo largo de 1,300 millas por la provincia de Tirol, lograron sus objetivos de comprobación de durabilidad y rendimiento. De hecho, los siguientes 15 años fueron la época dorada de Wanderer gracias a este diminuto dos plazas.
En otra parte de Alemania, DKW presumía un origen muy distinto. Nacía como empresa textil en 1906 y sus fundadores, Jörgen Skafte Rasmussen y un socio alemán, la llamaron Rasmussen&Ernst por lógica de apellidos. En 1912 la demanda por accesorios y partes de automóviles abría nuevas oportunidades a fábricas deseosas de crecer. De hecho, Rasmussen&Ernst ya ofrecía tableros para autos, sistemas de alumbrado para automóvil y equipos de vulcanizado.
Hacia 1916, Rasmussen experimenta con motores de vapor y recluta al ingeniero Mathiessen, cuya experiencia en los Estados Unidos lo hacía idóneo. Sin embargo, las dificultades técnicas impidieron un mayor avance para lograr un vehículo práctico a vapor, pero su esfuerzo hizo que los vocablos DKW (Dampfkraftwagen), usados para designar a un vehículo a vapor definieran a la compañía en los siguientes años. El lado interesante es que DKW fue más reconocido por sus motocicletas en aquellos años que por sus automóviles.
LA UNIÓN
Superado el trance de la Gran Guerra, los primeros años de la década de los veinte fueron un desastre financiero para Alemania. Lo sorprendente ocurría en 1928, cuando el danés Rasmussen adquiere Audi Werke. Así, en términos prácticos DKW se hace del control de Audi e incluso aprovecha sus ingenieros para desarrollar nuevos vehículos.
Llega 1932 y la siguiente adquisición para el consorcio DKW fue la división de autos de Wanderer, cuyo éxito en vehículos pequeños y motocicletas fortalecía a este nuevo corporativo alemán. En el verano de ese año, se fusionaba Horch, lo que daba origen a Auto Union, cuyo logo de cuatro aros confirmaba la asociación de los cuatro fabricantes reconocidos por su calidad, solidez e innovación.
Las cifras lo confirmaban: Auto Union cuadruplicó su facturación y en 1938 dominaba el 35% de los registros de autos nuevos. Desafortunadamente, en 1945 la empresa fue expropiada por los vencedores y desaparecía de los registros mercantiles.
EL RENACIMIENTO
A pesar del cruel golpe, muchos de los directivos lucharon por renacer de las cenizas y en 1949, en la ciudad de Ingolstadt, resurge Auto Union como empresa, no como marca. Por razones políticas, la nueva sede se ubicó en la próspera región de Baviera, hacia donde emigraron muchos de sus empleados y el 90% de su plantilla de investigación y desarrollo, todo un tesoro en términos tecnológicos.
Así, Auto Union retoma su andadura, siendo su primer vehículo una camioneta de reparto ligera llamada F9 asociada a la marca DKW. Un gran éxito de ventas que apuntalaría el arranque de las nuevas fábricas. La marca Auto Union volvió en los años cincuenta con nuevos coches, que en el fondo eran DKW mejorados.
Por su éxito, en 1959 Daimler Benz adquirió Auto Union, pero debido a fricciones con los accionistas, tuvo que traspasarla en 1962 a Volkswagen. En 1965 sale al mercado el primer Audi posguerra, el F102, que tenía la base del DKW pero mejorada.
Ese mismo año surge para Auto Union la oportunidad de asociarse con NSU AG, reconocido fabricante de motocicletas y automóviles, que en ese entonces montaban un promisorio propulsor Wankel. Ambas compañías serían adquiridas por Volkswagen. De esa fusión nacería Audi Auto Union NSU e inicia la fabricación de los primeros productos bajo el cobijo total del grupo VAG.
Para 1985, sólo figura el nombre de Audi, confirmándose como la filial Premium del gigante alemán Volkswagen, vigente hasta hoy.
A partir de los años noventa, Audi mejora de manera consistente sus niveles de calidad y comienza a crecer tanto en participación como en difusión de modo casi vertiginoso. Para 1998, suma Automobili Lamborghini y Cosworth Technology, convirtiéndose en un gigante tecnológico de impacto global.
Su filosofía mantiene la fuerza hasta nuestros días: “Vorsprung durch Technik”, a la vanguardia de la técnica. Una historia única y cambiante pero visionaria.
Hoy por hoy Audi está en su mejor momento. Sus ventas siguen sólidas a pesar de la coyuntura económica global, su calidad es mundialmente reconocida, sus motores son dignos de premios y su ingeniería es de avanzada. Actualmente cuentan con modelos en varias categorías –todas Premium-, tales como el A3, A3 Sportback, A4/S4/RS4 en carrocerías sedán, estate y convertible, A5/S5 coupé y cabriolet, A6/S6/RS6 sedán y station wagon, A8/S8, TT y TT-S coupé y roadster, R8, Q5 y Q7. Su último estreno fue el Audi A5 Sportback, y en camino está la nueva generación del A8, el A7, el A1 Sportback y la Q3.
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