El altísimo precio del Cadillac ELR, está suponiendo un duro varapalo para los distribuidores, que ya no saben qué hacer para quitarse de encima el stock que acumulan sus concesionarios. No dudamos que se trate de un auto espectacular y novedoso, pero la mayoría de los clientes norteamericanos están de acuerdo que su tecnológico planteamiento no parece ser suficiente para justificar los 75.995 dólares que cuesta en EE.UU.
Los distribuidores ya han comenzado una guerra de descuentos para entregar todas las unidades que tienen en propiedad y que ven como permanecen en sus concesionarios durante meses.
El Cadillac ELR cuenta con importantes cambios en el plano estético y técnico para ofrecer un coche diferente al Chevrolet Volt, pero los clientes saben que en realidad este ELR es un eléctrico de autonomía extendida que guarda grandes similitudes con el Volt, modelo que cuenta con un precio más modesto, aunque también muy elevado en relación con una competencia que parece brindar mejores planteamientos para lo que el público demanda en Estados Unidos.
General Motors intentó con este Cadillac ELR hacer frente al Tesla Model S con la garantía que ofrece la imagen de Cadillac y el depósito de gasolina que se puede rellenar en cualquier surtidor, sin embargo parece que no ha sido suficiente. La realidad comercial en EE.UU. señala que híbridos y eléctricos gozan de buena salud animados por precios más ajustados, mientras que híbridos enchufables y eléctricos de autonomía extendida no terminan de cuajar.
Ahora la realidad es otra bien distinta y mientras Tesla vende miles de Model S al mes a partir de 78.570 dólares, el Cadillac ELR ve como el stock crece de forma alarmante. La solución final no ha sido otra, que implantar una agresiva política de descuentos que alcanza los 13.600 dólares antes de ayudas e incentivos en algunos concesionarios.
El precio final del Cadillac ELR queda ahora en 62.395 dólares, precio que deberá animar unas ventas que no ofrecen demasiadas esperanzas a General Motors.
El Packard Hawk Sport Coupe fué el último coche fabricado por la mítica marca y también el Packard más rápido de todos los tiempos.
Una camioneta ultra capaz en condiciones difíciles del terreno.
