Conocemos la historia ya casi de memoria. El Camaro fue el último de la camada muscle en llegar al mercado, repitiendo lo ocurrido hace cuatro décadas. Y al igual que antaño, llegó con los mejores argumentos para justificar la larga espera: un bastidor muy bien afinado, un diseño dramático y “ultravanguardista”, unos interiores que exudan melancolía y, por encima de todos, una oferta mecánica en conjunto muy potente. El resultado ya está aquí dando guerra y poniéndole las cosas difíciles al Mustang 2010 y al Challenger 2009.
Probamos, por fin, la variante V6 del Camaro, uno de esos coches que aún después de manejarlo durante varios días, sigue siendo difícil encontrarle defectos o aspectos verdaderamente mejorables: que si tiene mala visibilidad, que si el estéreo debería tener más potencia, que si las relaciones del cambio deberían estar mejor escalonadas… Sí es cierto el Camaro V6 tiene cosas que criticar, pero, si contamos las veces que otro carro se ha puesto a nuestra altura para admirarlo, el número de personas que se ha parado a hablar con nosotros del Camaro mientras el semáforo estaba en rojo, se lo debemos perdonar todo. Hay pocos coches en el mundo que puedan enamorar de la manera en que lo hace el moderno Camaro.
Existen muy pocas diferencias estéticas entre el Camaro V6 y el SS, como los rines, que son de 19” en el primero y de 20 en el segundo, el pequeño alerón de la cajuela, los faros de xenón o los anagramas “SS”, pero nada más. En el interior no hay cambios, ya que el V6 mantiene las vestiduras de piel, el quemacocos, los medidores de temperatura y presión junto a la palanca y el equipo de audio con amplificación Boston.
Además tanto el V6 como el SS, cuentan con la opción de incorporar el paquete RS, que los asemeja aún más, como en el caso de nuestra unidad de pruebas. Aunque no es muy profuso, el RS cuenta con uno o dos detalles que lo hacen especialmente atractivo. Para emperzar los rines, que en vez de 19 pulgadas son de 20, están terminados en un acabado plateado y disponen de 5 radios. También cuenta con faros de xenon con un anillo de luz, un spoiler trasero y una moldura en el techo del mismo color que la carrocería.
Estos pequeños detalles -unidos al hecho de que el paquete RS sólo se puede incorporar al nivel de acabado más lujoso de todos el 2LT- hacen que el precio de un Camaro V6 pase de los 22,495 dólares que cuesta el básico hasta los casi 30,000 de la unidad probada.
Dinámicamente sí hay diferencias y muchas entre el Camaro V6 y el Camaro SS. La primera importante aparece tan pronto ponemos en marcha el motor, ya que el ronco bramido del V8 es reemplazado por un suave y elegante ronroneo que nos recuerda que estamos ante un V6. Uno que por cierto presume una inigualable puesta a punto y carga tecnológica que le permite, entre otras cosas, entregar la misma potencia que los V8 de antaño.
Este motor de aluminio, 3.6 litros, inyección directa y apertura variable de válvulas genera la muy saludable cifra de 304 HP superadas las 6,500 vueltas, lo que habla de sus buenas capacidades. Este excelente motor, compartido con el Cadillac CTS, le permite moverse con mucha soltura, y aunque desde el principio habremos de olvidarnos de los escandalosos arrancones llenos de humo, o del drifting en la pista, resulta más que suficiente para hacer el 0 a 60 mph en 6.1 segundos, manteniendo, a priori, un excelente consumo promedio de 17 mpg en ciudad y 29 mpg en autopista.
Con este V6 se pueden mantener ritmos en autopista de 85-100 mph sin problema alguno, con puntas que pueden superar los 125 mph en un instante. Además, el robusto torque (de casi 280 libras-pie) le permite rebasar y ganar velocidad en pocos segundos. Este buen desempeño está bien soportado por una eficaz transmisión automática de seis velocidades que, además de aguantar el corte de inyección sin hacer el cambio, ofrece una respuesta rápida para subir o bajar en modo Sport. No obstante, como buen deportivo, deberíamos haber manejado una versión con caja manual, que a buen seguro nos hubiera permitido jugar más con el potente motor.
Otro par de diferencias importantes del V6 respecto a su musculoso hermano son la suspensión y los frenos. La primera es claramente más blanda, lo que permite una mayor inclinación de la carrocería en un giro cerrado; esto afecta de algún modo la conducción deportiva y nos obliga a calcular mejor la entrada y salida a una curva, aunque se gana mucho en comodidad. Para destacar, el excelente compromiso entre adherencia y confort de las Pirelli PZero Nero que monta de serie. Sin embargo, el factor que sí nos hizo algo de ruido es la diferencia que hay entre los frenos de uno y otro: mientras los Brembo del SS ofrecen una excelente respuesta y una casi infinita resistencia a la fatiga, los “pequeños” discos del V6 se calientan muy rápido y el pedal se hace esponjoso. Después de un recorrido corto en carretera de montaña, el volante empieza a vibrar acusando un evidente alabeo de los rotores, lo que obliga a moderar mucho el ritmo y a dosificar las frenadas al máximo.
El Camaro V6 tiene dos rivales más o menos directos –por eso de su naturaleza de Muscle car- como son el Mustang V6 y el Challenger. Decimos “más o menos directos”, porque, aunque por historia y por posicionamiento actual, son rivales a muerte, existen importantes diferencias numéricas tanto en cuestión de precio como de potencia. Sólo mirando las versiones básicas notaremos fácilmente que un Mustang V6 de 210 HP vale 20,995 dólares, un Camaro LS manual tiene 304 HP y cuesta 22,245 dólares y un Challenger SE, 22,945 dólares, pero dispone de “sólo” 250 HP. Según esto, si sólo tuviéramos la relación precio / potencia, el Camaro V6 sería el gran ganador.
En suma, el Camaro sigue siendo uno de los autos de nicho más aspiracionales. Es el más económico, atractivo y potente de sus mencionados rivales; cuenta con un generoso V6 de inyección directo, lo que en un mundo de combustibles caros y escasos, y de autos “verdes” pululando como mosquitos en tiempo de lluvias, lo convierten en uno de los deportivos más redondos y razonables que se pueden comprar hoy en día. Obviamente, para gustos hay colores, y más en un mundo tan pasional como el de los muscle cars, pero si tuvieramos que aplicar la racionalidad, probablemente el Camaro ganaría.
Será subastado el 1 de agosto en el EAA Airventure de Oshkosh, Wisconsin.
Con un precio base que no llega a los 21,000 dólares el Mustang V6 ofrece una insuperable relacion valor/precio. No tiene el equipamiento ni la potencia del GT, pero al fin al cabo es un Mustang y eso pesa.
La guerra del músculo de Detroit es ya una tradición en América. Los representantes más jóvenes de los rivales de siempre: Mustang, Camaro y Challenger, fueron evaluados por Consumer Reports. Continúa leyendo y entérate cuál resultó ganador.