A principios de año, el despido de tres ejecutivos del fabricante francés causó revuelo puesto que estas decisiones implicaban denuncias sobre espionaje industrial, en donde presuntamente se habría vendido información confidencial de la empresa relacionada a su estrategia con sus futuros vehículos eléctricos.
Después de algunas investigaciones, los ejecutivos resultaron inocentes y el escándalo generado sin prueba alguna, forzando a Carlos Ghosn, CEO de Renault-Nissan, a pedir disculpas mientras se negociaba la reintegración de los empleados que habían retirado.
Las consecuencias son que tres investigadores internos salieron de la compañía y Patrick Pelata dimitió de manera voluntaria tras el incidente. Renault espera modificar sus políticas éticas y de seguridad al respecto.