La operación, que ya había sido aprobada por el juez de un tribunal de quiebras el pasado 1 de junio, ha sido paralizada por la magistrada Ruth Bader Ginsburg, ante el recurso de apelación presentado por tenedores de deuda que consideran que la valoración de los activos de Chrysler es demasiado baja.
Chrysler, en suspensión de pagos desde el 30 de abril, había pedido autorización al juez Arthur González para vender los activos de la empresa a una nueva compañía que estaría controlada por Fiat, una operación que cuenta con el visto bueno de la Casa Blanca.
La oposición a la venta de Chrysler está representada por tres fondos de pensiones del estado de Indiana formados por antiguos empleados de la compañía, tenedores de 42 millones de dólares de la deuda del constructor.
Cuatro de los magistrados del alto tribunal tendrán que celebrar ahora una votación a puerta cerrada para decidir si aceptan el recurso de apelación de los tres fondos de pensiones que solicitan bloquear la operación.
Fiat tiene de plazo hasta el 15 de junio para echar atrás su propuesta, si el plan de recuperación de Chrysler continúa sin obtener la aprobación para entonces. Sin embargo, Sergio Marcchiones, el determinado CEO de la constructora italiana, declaró a Bloomberg News que no piensa retirar su propuesta. Sin embargo, Chrysler y la administración de Obama consideran que una espera demasiado prolongada podría acabar con el acuerdo y traer como resultado la liquidación de la otrora gigante de Detroit.
El Tribunal Supremo estadounidense ha autorizado la venta de Chrysler a la italiana Fiat, después de que un juez de Nueva York diera vía libre al cierre de 789 dealers. Al anunciar su decisión, la Corte señaló que rechazaba con ella un intento de los detractores del acuerdo por bloquear la venta de los activos a Fiat.