Javier Fueyo

Edward Smith sería un ciudadano ordinario de una ordinaria ciudad americana del estado de Washington, de no ser por una particular afición que lo ha hecho famoso en el mundo entero: le gusta tener sexo con automóviles. No se trata de una broma de mal gusto; el propio Edward tiene tan asumida su afición que ha salido ya en varios medios de comunicación contando qué se siente al hacer el amor a un auto. Su última aparición mediática va más lejos aún. Es el protagonista del documental “My car is my lover” en el que narra hasta el más mínimo detalle de su pasión por los carros.

En estos momentos, Edward Smith convive carnalmente con un VW Beetle, al que cariñosamente llama Vanilla, con un Opel GT de 1973, conocido como Cinammon (Canela), y con un Ford Ranger Splash de 1993, que responde al nombre de Ginger (Jenjibre). De las tres especias automovilísticas, Canela es sin duda su favorito. “Cuando veo películas como Herbie o Knight Rider, donde los autos aparecen tan adorables, tan monos, me parece simplemente maravilloso”.

La pasión de Mr. Smith surge, como no, en plena adolescencia. Edward despertó al sexo con un automóvil a la edad de 15 años y, aunque después mantuvo relaciones con varias mujeres, los autos siempre fueron los favoritos. Según él mismo cuenta, fue un Chevrolet Stingray el que despertó su apetito sexual automovilístico. “Tenía 13 años cuando se lanzó el Singray; ese auto era puro sexo y una máquina increíble. Deseaba tenerlo”.

La afición de Smith, bautizada ya como “mechaphilia”, tiene algún que otro seguidor. De hecho en el documental “My car is my Lover” del Canal Five británico, se analiza esta práctica, cada día, al parecer, más común. Obviamente, el promiscuo Edward Smith es el principal protagonista. Aquí puedes ver el video.

Fuente: Terra Autos