El precio de moverse: cómo responden las automotrices a la amenaza arancelaria en Estados Unidos

Hablar de autos en 2025 en Estados Unidos es, inevitablemente, hablar de política comercial. Desde la reactivación ...
01/05/2025

Javier Garcia

Hablar de autos en 2025 en Estados Unidos es, inevitablemente, hablar de política comercial. Desde la reactivación de los aranceles del 25 % sobre vehículos y autopartes importadas, la industria automotriz se ha visto forzada a tomar decisiones rápidas, estratégicas y, en muchos casos, arriesgadas para proteger su rentabilidad y no perder el pulso del mercado. Aquí, un recorrido por cómo las marcas están jugando sus cartas en este agitado primer semestre del año



Un respiro que no alcanza: alivio parcial a los aranceles

El 29 de abril, el presidente Donald Trump firmó órdenes ejecutivas que introducen un mecanismo de reembolso parcial para las automotrices. En concreto, los vehículos ensamblados en Estados Unidos con piezas extranjeras podrán acceder a una devolución del 3.75% del arancel en 2025 y del 2.5% en 2026. El objetivo es dar un margen de maniobra a las empresas mientras reorganizan su producción hacia componentes nacionales.

Las grandes marcas como GM, Ford y Stellantis celebraron públicamente la medida, pero en voz baja reconocen lo limitado del alivio: transformar una cadena de suministro global en una red local no solo cuesta millones, también lleva años.


Mientras, el consumidor mira, pero no compra (todavía)

Mientras tanto, en los concesionarios, la realidad es otra. Según Cox Automotive, las ventas de abril cayeron notablemente. El comprador estadounidense, prevenido y bien informado, está a la expectativa. ¿Subirán aún más los precios? ¿Vale la pena esperar?

Y es que los precios actuales ya son altos. Muy altos. Car Edge revela que en lo que va del año, los autos nuevos siguen vendiéndose a precios récord, especialmente en los segmentos más populares como SUV medianos o pick-ups. El sobrecosto arancelario empieza a sentirse, aunque muchas marcas aún no lo quieren trasladar por completo al cliente decidiéndose, de momento por estrategias de mitigación de precios de lo más variada. A continuación, vamos a hacer un repaso de las más importantes.  


Lo que hace cada fabricante: estrategia, urgencia y algo de ingenio

Ford y Stellantis: precios de familia para no perder mercado

Las marcas estadounidenses están intentando proteger su casa. Ford y Stellantis han lanzado una medida que, aunque temporal, está siendo efectiva: ofrecer a todos los compradores el “precio de empleado”, una política que normalmente está reservada para personal interno y familiares directos. En la práctica, esto representa descuentos de entre 5% y 10% sobre el precio de lista, dependiendo del modelo.

Stellantis Manufacturing
Producción del Jeep Gladitaro en el Complejo de Ensamble de Toledo



Es una forma directa de contrarrestar el efecto psicológico (y real) del aumento de costos por aranceles. En lugar de subir precios o reducir la oferta, apuestan por vender más volumen, con menor margen. También les sirve para limpiar inventario antes de que nuevos lotes, ya más caros por los impuestos, lleguen a los lotes de venta. ¿Es una solución permanente? No. En el caso de Ford se mantendrá hasta el dos de junio, mientras que en el de Stellantis se acabó el 30 de abril.


General Motors: precaución y revisión de estrategias

General Motors (GM) ha optado por una postura cautelosa frente a la incertidumbre generada por los aranceles. La compañía retiró su guía de ganancias para 2025 y suspendió parte de su programa de recompra de acciones, citando impactos significativos debido a los aranceles. Aunque GM reportó resultados sólidos en el primer trimestre, con ingresos netos de $2.8 mil millones, un aumento del 2.3% en los ingresos y ventas fuertes en marzo, la empresa reconoce que estos resultados podrían ser temporales y está reevaluando sus expectativas para el resto del año. ​

Además, GM enfrenta desafíos adicionales, como costos laborales más altos y interrupciones en los envíos de camionetas y SUV. La compañía también está trabajando para estabilizar sus operaciones en China, que han mostrado una tendencia a la baja. Mientras tanto, las inversiones en vehículos eléctricos de GM aún no son rentables, lo que agrega presión adicional en un entorno comercial incierto. ​

Hyundai: congelar precios y mover la fábrica, todo a la vez

Hyundai decidió apostar por la estabilidad: prometió que mantendrá sus precios sin cambios al menos hasta el 2 de junio. Esa ventana de tiempo, aunque breve, busca mantener la confianza del consumidor en medio del ruido político. Pero no se trata solo de marketing: es parte de una estrategia más amplia.

Hyundai Tucson 2025
Hyundai Tucson 2025


Así, paralelamente, Hyundai está moviendo parte de la producción del SUV Tucson —uno de sus modelos estrella— desde México hacia su planta en Alabama. Además, ha creado una task force interna para redirigir modelos fabricados en Corea del Sur hacia futuras instalaciones en EE. UU. Todo esto mientras avanza una inversión de $21 billones en Georgia, donde ya se construye un mega complejo industrial con capacidad para atender tanto su línea eléctrica como de combustión. Hyundai entendió que no se trata solo de aguantar precios, sino de redefinir su mapa industrial antes de que sea demasiado tarde.

Kia: Mantenimiento de precios y preocupación por componentes

El CEO de Kia Steve Center ha declarado que no aumentará los precios de sus vehículos en respuesta a los aranceles del 25% sobre vehículos importados, buscando preservar su participación en el mercado. Sin embargo, la compañía expresa preocupación por los aranceles sobre las autopartes, que podrían afectar las cadenas de suministro y las estrategias de precios a largo plazo. Kia está monitoreando la situación y podría ajustar su enfoque en función de cómo evolucionen los aranceles y su impacto en los costos de producción

Kia Manufacturing Georgia (KMMG)
Kia Manufacturing Georgia (KMMG)


Marcas europeas: cuando importar lujo se vuelve más caro

Las marcas premium son, quizás, las más vulnerables a este nuevo contexto. Porsche, que no tiene producción en suelo estadounidense, ni planea tener, reportó una caída del 40% en sus beneficios trimestrales. Y no es solo por los aranceles: los altos costos logísticos y la fortaleza del dólar también juegan en su contra. Pero el golpe comercial es claro. Como resultado, la marca alemana se vio obligada a enviar inventario adicional a Estados Unidos en marzo para adelantarse a los aranceles y tratar de mantener los precios constantes. Pero en abril, tuvo que virar de estrategia y paralizó la salida de unidades con destino al país estadounidense.

Porsche Experience Center Atlanta
Porsche Experience Center Atlanta


Volvo, en tanto, ha optado por una estrategia más defensiva. A través de un plan de recortes internos y eficiencia operativa, busca ahorrar cerca de 1.9 mil millones de dólares para mitigar el impacto de los aranceles. Aunque no han confirmado oficialmente un aumento de precios es muy probable que a partir del verano se vean ajustes significativos, con una completa revisión de su gama para Estados Unidos y una reorganización de sus operaciones en este país.

Mercedes-Benz ha optado por una estrategia de marketing proactiva para mitigar el impacto de los aranceles del 25% sobre vehículos importados. La marca ha lanzado campañas promocionales en abril, como eventos “libres de aranceles“, incentivando a los consumidores a adquirir vehículos antes de que los precios aumenten.

El curioso caso de BMW: la ventaja Spartanburg y la protección a México

BMW tiene una ventaja comparativa que quiere explotar. Con una de las plantas más grandes del país en Spartanburg, Carolina del Sur, la marca bávara produce localmente muchos de sus modelos más vendidos en Estados Unidos, como los SUV X3, X5 y X7. Esto le permite absorber mejor el impacto arancelario y, en algunos casos, incluso exportar desde allí. Además, en marzo implementó una medida transitoria protegiendo a los modelos fabricados en México de cualquier incremento de precio arancelario hasta mayo. Pero ¿qué pasará después?

Planta de BMW en Spartanburg
Planta de BMW en Spartanburg (Carolina del Sur)



Fabricantes japoneses: Enfoques personalizados y tensa espera

Nissan ha adoptado una estrategia proactiva al reducir los precios de sus SUV Rogue y Pathfinder antes de la implementación de los aranceles. Esta medida busca atraer a los consumidores preocupados por posibles aumentos de precios debido a los aranceles del 25% sobre vehículos importados. Dado que Nissan depende en gran medida de la producción en México para abastecer al mercado estadounidense, la compañía enfrenta desafíos significativos y está considerando reestructurar su red de producción y cadena de suministro para mitigar el impacto de los aranceles. ​

Nissan Rogue 2025
Nissan Rogue 2025

Toyota, con una presencia significativa en el mercado estadounidense, está evaluando cómo los aranceles podrían afectar sus operaciones. Aunque la compañía aún no ha anunciado ajustes específicos en los precios, reconoce que los aranceles pueden influir en los costos de producción y, en consecuencia, en los precios al consumidor. Toyota está monitoreando de cerca la situación y podría implementar cambios en su estrategia de precios en función de cómo evolucione el entorno comercial. ​

Honda ha seguido una estrategia de espera similar en cuanto a precios. No obstante, hay rumores, no confirmados por la compañía, de que ha decidido trasladar la producción del próximo Civic Hybrid de México a Indiana, para 2028 con el objetivo evitar los aranceles sobre vehículos importados. Otras informaciones recogen también en este traslado de producción a modelos ensamblados en Canadá.

Mazda ha adoptado un enfoque más reservado, optando por no implementar una estrategia de precios única para enfrentar los aumentos de costos debido a los aranceles. La compañía está esperando observar las acciones de sus competidores antes de tomar decisiones finales sobre cómo manejar los costos adicionales.

Concesionario Kia


En resumen…

Cada fabricante está haciendo lo que puede con lo que tiene. Algunos congelan precios, otros apuestan al volumen con descuentos agresivos, y los más golpeados ya preparan incrementos inevitables. Detrás de cada monroney en el concesionario, hay una decisión política, una reorganización de fábrica o una negociación geopolítica en curso. En este tablero complejo, el automóvil se ha vuelto una pieza más del ajedrez global. Y lo que pagamos por él, mucho más que un número.

A esto se suma el factor imprevisible: la política comercial del presidente Donald Trump. Sus decisiones arancelarias han sembrado una incertidumbre constante. Lo que hoy es una orden ejecutiva de alivio, mañana puede convertirse en una escalada de restricciones. En ese entorno volátil, los fabricantes ya no compiten solo en el mercado, sino también contra los vaivenes de un liderazgo impredecible que ha vuelto a poner los autos en el centro de la guerra comercial.

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