El coste real de tener un vehículo eléctrico va más allá de su precio de compra. A pesar de las ventajas de los vehículos eléctricos (VE), como la eficiencia energética y el menor impacto ambiental, hay costos adicionales que los compradores deben tener en cuenta antes de realizar la inversión. El precio de venta de un VE puede ser significativamente más alto que el de un coche convencional, principalmente debido al costo de las baterías, que son una parte esencial de la tecnología. Según Kelly Blue Book, en junio de 2025, el precio promedio de un VE nuevo fue de $57,734, comparado con $48,799 para un coche a gasolina, lo que representa una diferencia de casi $9,000.
Una de las formas en que los vehículos eléctricos pueden volverse más asequibles es a través de incentivos fiscales estatales y federales. En muchos países, existen descuentos fiscales que pueden reducir significativamente el precio de compra. En EE. UU., por ejemplo, el crédito fiscal federal puede llegar hasta $7,500, dependiendo del vehículo y de la situación fiscal del comprador. Sin embargo, no todos los vehículos ni compradores califican para este crédito, y el monto varía según el tipo de coche, como SUV, furgonetas o sedanes, con un precio máximo para calificar de $80,000 o $50,000, respectivamente.
Es importante también considerar los descuentos adicionales que pueden ofrecer los concesionarios o fabricantes para vehículos con baja demanda. Como ejemplo, el Dodge Charger Daytona eléctrico estuvo ofreciendo descuentos de hasta $12,000 a principios de 2025. Esto puede hacer que un VE se vuelva una opción más atractiva a largo plazo.
Aunque los vehículos eléctricos tienen múltiples ventajas en términos de mantenimiento, el seguro suele ser más caro que el de un coche convencional. Según un estudio de 2023, los vehículos eléctricos cuestan $442 adicionales por año en promedio para asegurar que un coche de gasolina equivalente. Esto se debe a varios factores, como el mayor coste de reparación de las baterías y los costos más altos de mano de obra y piezas especializadas. Por ello, es fundamental investigar bien las opciones de seguro y comparar precios con diferentes proveedores.
El costo de cargar un vehículo eléctrico es un gasto recurrente a considerar. Instalar un cargador doméstico puede costar entre $500 y $1,300, dependiendo de la infraestructura eléctrica de tu hogar. Además, el precio de la electricidad varía, por lo que el coste por carga dependerá de la tarifa local. Cargar en casa es mucho más económico que utilizar cargadores públicos rápidos, que pueden costar hasta $0.50 por kilovatio-hora. En cuanto al mantenimiento, los vehículos eléctricos tienen menos partes móviles que los coches convencionales, lo que generalmente implica menores costos de mantenimiento.
Sin embargo, la depreciación de los vehículos eléctricos puede ser un inconveniente, ya que estos suelen perder valor más rápidamente que los coches de combustión. Se estima que, en promedio, un VE pierde 58.8% de su valor en cinco años, comparado con el 45.6% de los vehículos de gasolina. Esto significa que, al momento de venderlo o cambiarlo, el valor de un VE será considerablemente más bajo que el de un coche convencional.
En resumen, los vehículos eléctricos pueden ser más baratos de mantener a largo plazo gracias a menores costes de mantenimiento y al uso de energía más barata (dependiendo de tu tarifa eléctrica), pero los gastos iniciales, como el precio de compra, la instalación del cargador y el seguro, son considerablemente más altos. Los incentivos fiscales y las ofertas de los concesionarios pueden ayudarte a reducir el coste, pero no todos los compradores serán elegibles para estas ventajas. Además, la depreciación más rápida y los costes de seguro más elevados son factores que debes tener en cuenta al calcular el coste total de propiedad.
¿Vale la pena? Depende de tus necesidades y circunstancias. Si priorizas la sostenibilidad y puedes hacer frente a los gastos iniciales, un vehículo eléctrico puede ser una opción excelente. Sin embargo, si el costo total de propiedad es una preocupación principal, podría ser mejor explorar alternativas o modelos de vehículos con mayor valor de reventa.
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