Parece que no pasa el tiempo, pero fue hace nueve años cuando se fabricó el último clásico de Volkswagen, un modelo con el que la marca quiso rendir un homenaje a su pasado, y que plasmó en el conocido modelo última edición.
Con una producción de sólo 3000 unidades para todo el mundo, se cerraba la fabricación de un auto mítico que llegó hasta todos los rincones del mundo y que a día de hoy cuenta con multitud de seguidores.
Recordemos que la producción de estos 3.000 Última Edición, se realizó principalmente en dos colores, siendo la mitad en color ¨azul aquarius¨y el resto en color¨beige luna¨, excepto una unidad especial que se hizo bajo pedido en color naranja.
Para esta producción tan especial, se utilizó una base es idéntica a los modelos de serie fabricados anteriormente pero con algunos cambios que identifican a estas unidades, tanto en su interior como en su exterior.
Su interior cuenta con un aire algo más moderno que sus anteriores modelos, donde se puede observar un salpicadero hecho de una espuma rígida y que aloja en el centro un moderno radio CD con dos altavoces alojados en las puertas delanteras y dos en la bandeja trasera. Otro signo de identidad de esta última edición, es la puerta de la guantera, que en estos modelos es del mismo color del auto y llevan una placa que certifica la autenticidad del modelo.
El volante también lo comparte con las series anteriores y sus asientos más modernos equipan una moderna y confortable tapicería color gris. Otro elemento que encontramos de serie en esta última edición, es un pequeño extintor de incendios en el interior, anclado a la derecha cerca de la puerta del copiloto.
En el apartado mecánico, esta última edición cuenta con un propulsor 1.6 que en este caso va dotado de inyección electrónica. El sistema de frenos de este modelo incluye discos delanteros y tambores traseros. Las rines son de 15 pulgadas con el mismo color del auto y montan unas gomas de medida 155/80 de flancos blancos.
Estas 3000 unidades se vendieron en solo unos días y apenas llegaron a los concesionarios pues estaban todos prácticamente reservados antes de salir a la venta. Una unidad fue al museo Volkswagen de wolfsbürg y otra se regaló al entonces PAPA Juan Pablo II, hoy en día es culto de coleccionistas y se encuentran dispersados por todo el mundo.
Tras 70 años de vida de este querido auto cerró su producción con unas ventas mundiales de 21.529.464 unidades.
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