Sin importar el lugar donde se encuentren, los superautos causan conmoción en todos aquellos que posan la mirada sobre sus delicadas curvas y relucientes carrocerías. Son máquinas dignas de admiración y Ferrari se encuentra en la cima de este panteón de inmortales deportivos.
No obstante, debemos destacar que hay una clara diferencia entre tener un vehículo poderoso, y tener poder por un vehículo. Pues bien, tal parece que el protagonista de nuestra presente nota no supo apreciar la diferencia. La siguiente es una lección de humildad. No se la pierdan, tal vez todos aprendamos algo.
Hacia finales del pasado mes de junio, el Rey Salman de Arabia Saudita y su séquito de 1,000 personas llegaron al sur de Francia con intenciones de vacacionar. Autoridades locales clausuraron una playa pública a las afueras de la villa del monarca, en Vallauris, para brindarle la mayor privacidad durante su estadía. Como era de esperarse, esto desató la furia de los residentes de la localidad cercana a la célebre Cannes, por lo que miles firmaron una petición en la que solicitaban la apertura de la playa. Sus demandas fueron atendidas el pasado 3 de agosto.
Una de las secuelas más sonadas de este incidente ocurrió algunos días después, cuando un lujoso Ferrari 458 Spider fue remolcado por estacionar de forma indebida en calles de Vallauris. De acuerdo con la descripción, el vehículo pertenece a uno de los miembros del séquito del Rey Salman, por lo que podemos comprender la emoción de la congregación cuando la justicia acude para servir al desprotegido.
Según publicaron diversas publicaciones francesas, el Rey Salman se sintió tan contrariado por todo el asunto que prefirió cambiar su locación de vacaciones a alguna playa de Marruecos. Poder al pueblo.
Por tan solo 77.000 euros (83.747 dólares) te puedes comprar un Ferrari F12, eso sí, tendrás que realizarle algunos retoques.