Como ya hemos podido ver en otras ocasiones, los años cincuenta fueron una época donde la industria automotriz norteamericana jugaba con diseños espectaculares, que iban desde modelos muy sencillos, hasta extraños prototipos de aires alienígenas como el que hoy podemos ver.
En 1956, el entonces jefe de
Ford Advanced Studio, Alex Tremulis, decidió que su marca necesitaba contar con un auto que pudiese considerarse en aquella época, como un auténtico avance de diseño capaz de influir en los modelos del futuro. El resultado de ese pensamiento sería presentado en el
Detroit Motor Show de 1961, bajo el nombre de
Ford Gyron Concept como un automóvil prototipo con una visión de futuro, que se quedó en un ejercicio de diseño nunca aplicado en el futuro pues fue demasiado radical para su época, e incluso lo sería para el día de hoy.
Se trataba de un diseño muy innovador, pero que resultaba algo débil debido a su concepción de tres ruedas. La idea inicial de contar solo con una rueda delantera y otra en la parte posterior, resultaba muy complicado ya que los pasajeros necesitarían contar con un sentido de equilibrio sobrenatural, por lo que se pensaba estabilizar mediante giroscopios los cuales mantendrían el coche balanceado mientras este se desplazara. Los sistemas giroscópicos se basaban en las teorías de Louis Brennan, a quien Ford Motor Company, dio el crédito del Gyron.
El alto presupuesto que se necesitaba para poder hacer realidad este auto con tan solo dos ruedas, hicieron impensable comercializar el vehículo, por lo que desde Ford tomaron la sabia decisión de colocar dos ruedas traseras más pequeñas, que funcionarían como estabilizadoras para mantener este auto en posición vertical.
El Gyron carecía de puertas para acceder a su interior, y se concibió con un techo que hacia la función de estas, con un diseño de apertura hacia arriba que no hacia nada fácil entrar en su habitáculo y acomodarse en él. La composición de los asientos estaba pensada para alojar en su interior a solo dos personas, como en algunos modelos de nuestra época. Curiosamente, entre los asientos se encontraba un dial para controlar la velocidad y dirección del auto, algo que permitía que cualquiera de los dos pasajeros pudiera conducir el coche.
Este aspecto futurista y esta radical innovación para aquellos años, hicieron que el Ford Gyron Concept, como dice su propio nombre, no pasase de ser tan solo un modelo de exposición que tal vez a día de hoy y con algunos retoques hubiese tenido su éxito.