Por dentro hay mas cambios que en el exterior. Ha mejorado notablemente la calidad de ensambles y materiales, y existe un mayor refinamiento de los botones e indicadores. Los asientos también son diferentes y su equipamiento ha mejorado mucho. En el modelo más completo podemos encontrar elementos como el climatizador, el sensor de luz y por primera vez en un Mustang, control de estabilidad.

Los motores del Mustang apenas han cambiado… de momento, porque en el futuro habrá novedades. La entrada en la gama está a cargo del V6 de 4.0 litros y 210 HP. El GT hereda el motor del Bullit: un V8 de 4.6 litros que entrega 315 HP. Como no podía ser de otra manera, el delicioso ronroneo del V8 se escucha siempre en el habitáculo. Más adelante llegará el GT500 (con un nuevo V8 de 5.0 litros ) y un V6 biturbo de inyección directa que tendrá 400 caballos.

Durante nuestra exclusiva prueba de manejo en las afueras de Los Ángeles, el Mustang nos sorprendió por su afinada dirección y la suavidad de la palanca de velocidades, dos aspectos que han sido mejorados de forma clara. También los frenos son más eficaces. Por su parte, el control de estabilidad te deja jugar antes de entrar en acción. En cuanto a la suspensión, es firme pero sin llegar a ser incomoda.