El Lamborghini Miura P400SV de 1971 es considerado por muchos el primer superdeportivo moderno. Su motor V12 atmosférico de 385 CV lo catapultaba a 100 km/h en 5,5 segundos. Más allá de su rendimiento, su diseño sensual e innovador marcó un antes y un después en la historia del automóvil. Medio siglo después, sigue siendo capaz de plantar cara a deportivos actuales.
El Dodge Viper RT/10 de 1992 es la definición de potencia sin filtros. Con un enorme V10 de 8.0 litros y 400 CV, conseguía hacer el 0 a 100 km/h en 4,6 segundos. Su diseño agresivo y su brutal entrega de par lo convirtieron en un deportivo de culto en los 90. Incluso hoy, su carácter salvaje y su rendimiento lo mantienen como rival serio frente a deportivos contemporáneos.
El McLaren F1 de 1994 fue, durante años, el coche de producción más rápido del mundo, alcanzando los 386 km/h. Equipado con un V12 de 6.1 litros y 618 CV, lograba el 0 a 100 km/h en apenas 3,2 segundos. Su ingeniería adelantada a su tiempo lo consolidó como uno de los mejores superdeportivos jamás fabricados, un referente que ni siquiera muchos coches actuales pueden igualar.
El Camaro ZL1 de 1969 es un verdadero mito del drag. Con su motor V8 de 7.0 litros en aluminio, entregaba nada menos que 430 CV, una cifra descomunal para su época. Podía acelerar de 0 a 100 km/h en poco más de 4 segundos, un registro que sigue impresionando hoy. Su exclusividad y brutalidad lo convierten en un clásico que respira pura competición.
El Buick GNX de 1987 fue conocido como “el coche de Darth Vader” por su aspecto intimidante. Bajo el capó montaba un motor V6 turboalimentado de 276 CV, capaz de hacer el 0 a 100 km/h en solo 4,7 segundos. Producido en cantidades limitadas, este muscle car oscuro no solo es una joya de colección, sino un coche que todavía puede dejar en evidencia a más de un Mustang moderno.
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