Los convertibles deportivos, como el Mazda MX-5 Miata, presentan una depreciación notable debido a su atractivo de nicho. Su practicidad limitada y la estacionalidad de la demanda hacen que muchos modelos pierdan hasta la mitad de su valor en pocos años, tendencia que se espera continúe.
Modelos como el Toyota Camry sufren devaluación por un mercado saturado y cambios en las preferencias de los consumidores. A pesar de su comodidad y fiabilidad, la preferencia por SUVs y crossovers, junto con la búsqueda de opciones híbridas y eléctricas, impacta negativamente su valor de reventa.
Las minivans, como la Chrysler Pacifica, pierden popularidad frente a SUVs y crossovers, que ofrecen el mismo espacio con estilo moderno. Aunque siguen siendo prácticos para familias, su demanda ha disminuido, acelerando la depreciación y reduciendo su valor significativamente en pocos años.
Vehículos híbridos como el Toyota Prius también se deprecian rápidamente. Aunque ofrecen eficiencia de combustible, la rápida expansión de los coches eléctricos puros eclipsa su atractivo. Los consumidores optan cada vez más por híbridos enchufables o EVs, dejando atrás los híbridos tradicionales.
Los SUVs de gran tamaño, como la Ford Expedition, están experimentando una depreciación acelerada. El aumento de la conciencia ambiental y la preferencia por vehículos más eficientes ha reducido la demanda de estos “gas guzzlers”. El alto coste de mantenimiento y consumo de combustible contribuye a su rápida pérdida de valor.
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