El líquido de transmisión es crucial para el buen funcionamiento del convertidor de par y otros componentes de la transmisión automática. Sin embargo, mucha gente comete el error de sobrellenar el sistema, creyendo que más líquido significa mejor rendimiento. Esto no podría estar más lejos de la realidad. El exceso de líquido provoca una presión adicional que puede generar burbujas de aire en el fluido, lo que afecta la lubricación y genera un sobrecalentamiento.
El exceso de presión y calor es una de las principales causas de daño a largo plazo en las transmisiones automáticas. Lo ideal es realizar un mantenimiento regular y cambiar el líquido de transmisión según las recomendaciones del fabricante. Evitar el sobrellenado y usar el nivel adecuado garantizará el buen funcionamiento de la transmisión durante más tiempo.
Un error común es poner la transmisión en punto muerto (N) al bajar una pendiente con el objetivo de ahorrar combustible. Sin embargo, esta práctica es ineficaz y peligrosa. Al poner el coche en neutral, se pierde el control del mismo y se reduce la capacidad de frenado del motor, lo que puede causar una mayor dependencia de los frenos.
La mejor forma de manejar una pendiente con una transmisión automática es utilizar el freno del motor, lo cual puedes hacer manualmente bajando a una marcha más baja, como “3” o “L”. Esto ayuda a reducir la velocidad sin poner demasiada presión sobre los frenos, y además, preserva la transmisión.
Aunque este error no afecta directamente a la transmisión, puede crear problemas de coordinación que impactan la seguridad y el rendimiento general del vehículo. Frenar con el pie izquierdo en un coche automático puede causar que, por accidente, se pisen a la vez el freno y el acelerador. Esto genera un conflicto de fuerzas, lo que provoca una desaceleración ineficiente y un mayor desgaste en los discos de freno.
La coordinación es clave, y no es recomendable desarrollar este hábito. Los conductores deben usar únicamente el pie derecho para manejar ambos pedales (acelerador y freno), ya que de esta forma se evita un desgaste innecesario de los componentes del vehículo.
Al estacionar, es común que muchos conductores confíen únicamente en la posición de estacionamiento (P) para mantener el coche en su lugar. Aunque esta función bloquea la transmisión con un trinquete de estacionamiento, no es suficiente por sí sola. El freno de mano es una herramienta esencial para asegurar que tu coche no se desplace, especialmente cuando está estacionado en una pendiente.
El problema de no usar el freno de mano es que todo el peso del coche se apoya en ese pequeño componente de la transmisión. Con el tiempo, esto puede causar daños en el trinquete de estacionamiento, afectando su eficacia y, en última instancia, dañando la transmisión.
Uno de los errores más comunes que muchos conductores cometen es el conocido como “neutral-dropping”. Esto consiste en poner la transmisión en punto muerto (N) antes de arrancar el coche, acelerar el motor y luego pasar a la posición de avance (D). Aunque este movimiento puede parecer inofensivo, en realidad pone una presión innecesaria sobre el convertidor de par. Este componente, que transfiere la potencia del motor a la transmisión mediante la dinámica de fluidos, puede dañarse si se aplica el torque de forma abrupta.
En lugar de hacerlo, asegúrate de arrancar el coche con la transmisión en “P” (estacionamiento) o en “N”, pero sin acelerar hasta que la transmisión se enganche. De esta forma, evitas poner en riesgo componentes clave de la transmisión.
Relacionadas
Precio del Mercedes SLS AMG Black Series 2014
Un superdeportivo de 622 caballos de fuerza que acelera de 0-60 mph en 3.5...