En su apuesta por la eficiencia y la fiabilidad, Toyota sacrifica a menudo la agilidad en la aceleración y la respuesta dinámica. Modelos híbridos y versiones básicas priorizan el consumo, pero dejan de lado la emoción al volante. Para quienes buscan un coche con carácter deportivo, esta falta de nervio puede ser motivo de arrepentimiento.