El Maserati Grecale ofrece el diseño y el carácter italiano característico de la marca, pero viene acompañado de posibles problemas de fiabilidad. Estrena plataforma y tecnologías nuevas en una marca que no tiene historial de fiabilidad impecable. Su popularidad no garantiza que supere a competidores consolidados como BMW o Audi.
El Jaguar F-PACE combina estilo y prestaciones de lujo, pero conlleva problemas típicos de la marca. Sus costes de mantenimiento son altos y la fiabilidad histórica plantea dudas. Aunque es popular entre los SUV de Jaguar, no es una recomendación segura para quienes buscan un vehículo con bajos costes de operación a largo plazo.
El Mitsubishi Eclipse Cross ha atraído atención por su diseño y equipamiento, pero su experiencia de conducción es bastante plana. El SUV carece de innovaciones significativas y no logra competir frente a rivales más modernos. Mitsubishi necesita más para mantenerse relevante en un mercado exigente.
El Mitsubishi Outlander destaca por su precio competitivo y tercera fila de asientos, pero su conducción resulta aburrida. Las dinámicas son poco inspiradoras y el rendimiento no aporta sensaciones deportivas. En un segmento lleno de alternativas más dinámicas, el Outlander no logra destacar.
El Volkswagen Tiguan ha sido un superventas, pero su reputación ha sufrido debido a problemas de rendimiento y fiabilidad. Los costes de mantenimiento son altos, la economía de combustible es mediocre y algunos modelos presentan fallos de transmisión. La versión híbrida añade problemas eléctricos que todavía no han recibido soluciones definitivas.
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