El Chevrolet Suburban ha sido criticado por defectos en el sistema de dirección, con una sensación de volante suelto que dificulta el control a altas velocidades. Estos fallos no solo afectan a la experiencia de conducción, sino que representan un riesgo de seguridad evidente en viajes largos.
El Ford Edge también arrastra quejas en su sistema de dirección, con reportes de volantes bloqueados de manera intermitente. Para un SUV familiar, esta falla es crítica y demuestra la importancia de la calidad en pruebas de fiabilidad antes de lanzar un modelo al mercado.
El GMC Yukon ha presentado fallos en la bomba de combustible, lo que afecta directamente al rendimiento del motor y puede causar daños serios si no se repara a tiempo. En un vehículo de gran tamaño y consumo, este tipo de avería es especialmente costosa.
El Volkswagen Tiguan ha mostrado problemas en los inyectores de combustible, lo que genera tirones, ralentí inestable y pérdida de eficiencia. Para un SUV que pretende ser referencia en fiabilidad alemana, estos inconvenientes representan un punto débil en su reputación.
El Mazda CX-9 ha sufrido fallos en el compresor del aire acondicionado, provocando un flujo débil y aire caliente incluso en climas moderados. Este problema afecta directamente al confort del habitáculo, un factor clave en un SUV de carácter familiar.
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