El Mazda RX-7 original sigue siendo uno de los deportivos clásicos más infravalorados de su época. Su motor rotativo ofrece una entrega de potencia suave, alta capacidad de giro y una experiencia mecánica única, muy distinta a los motores convencionales. Con precios todavía en rangos accesibles para unidades decentes, su bajo peso y excelente equilibrio lo convierten en un coche preciso y muy gratificante de conducir, con una comunidad que facilita piezas y mantenimiento específico.
El Triumph TR6 combina estética británica clásica con un seis cilindros que aporta carácter y solvencia en carretera. Su peso contenido y su mecánica relativamente sencilla lo hacen usable incluso hoy, algo clave para un clásico de presupuesto limitado. Además, su enorme red de recambios y especialistas permite mantenerlo sin costes desorbitados, algo que no todos los roadster de su época pueden decir.
Conocido como el “E-Type japonés”, el Datsun 240Z demostró que un deportivo podía ser fiable y emocionante a la vez. Su seis cilindros en línea, su chasis bien equilibrado y su suspensión independiente siguen ofreciendo sensaciones puras décadas después. Aunque los precios han subido, sigue siendo una compra lógica frente a equivalentes europeos más delicados y costosos.
El Porsche 924 es el gran incomprendido de la marca, y precisamente por eso uno de los mejores puntos de entrada al universo Porsche clásico. Su configuración transaxle le otorga un reparto de pesos excelente y una dirección precisa, cualidades muy valoradas por cualquier aficionado con mentalidad de piloto. Es un coche honesto, equilibrado y sorprendentemente divertido, especialmente en carreteras reviradas.
El Alfa Romeo Spider ofrece una de las mejores relaciones entre diseño, sonido y precio dentro de los clásicos europeos. Su motor de cuatro cilindros con doble árbol de levas transmite sensaciones mecánicas puras, algo que hoy se echa de menos incluso en deportivos modernos. Las versiones de los años 80 destacan por fiabilidad mejorada y una disponibilidad de piezas razonable para el entusiasta comprometido.
El MGB es, probablemente, el deportivo clásico más accesible para quien se inicia en este mundo. Su mecánica sencilla, su chasis robusto y una disponibilidad de recambios casi infinita lo convierten en una escuela perfecta de automovilismo clásico. No es el más rápido, pero sí uno de los que mejor transmite el placer de conducir a cielo abierto.
Con motor central y diseño de Bertone, el Fiat X1/9 ofrece una arquitectura propia de coches exóticos a precios sorprendentemente contenidos. Su comportamiento dinámico es ágil y comunicativo, ideal para quien valora el paso por curva más que la potencia bruta. Es un coche que conecta directamente con la filosofía de ligereza y equilibrio tan valorada también en la Fórmula 1 clásica.
El 280ZX aporta una interpretación más cómoda y refinada del concepto Z, sin renunciar a la fiabilidad japonesa. Su seis cilindros con inyección es suave y duradero, y su habitáculo permite viajes largos sin fatiga. Precisamente por ser menos radical que el 240Z, sigue siendo más asequible y usable en el día a día.
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