El Cadillac Serie 62 era famoso no solo por su confort de marcha, sino también por la espaciosa cabina que ofrecía a los conductores y pasajeros. Gracias a su suspensión suave y la gran distancia entre ejes, el modelo proporcionaba una experiencia de conducción de lujo ideal para viajes largos, donde la comodidad y la serenidad eran esenciales.
Si su objetivo es disfrutar de largos paseos por la carretera con un estilo único, el Serie 62 es la opción más adecuada. No solo por su gran confort, sino también por su eficiencia para ofrecer una conducción fluida y silenciosa, permitiéndole disfrutar del paisaje sin distracciones.
El Lincoln Continental de 1962 rompió con los diseños extravagantes de la década de los 50 y ofreció una opción mucho más limpia y refinada. El diseño de Elwood Engel introdujo un diseño sin adornos, perfecto para los que valoraban una estética sobria pero elegante. Además, el Continental fue el primero de los tres modelos en incorporar las puertas traseras con bisagra trasera, una característica que lo diferenciaba de sus competidores.
Con un motor V8 de 430 pulgadas cúbicas que generaba 300 hp, el Lincoln Continental no era el más potente de los tres, pero su manejo suave y su diseño icónico lo convertían en una opción atractiva para los que buscaban sofisticación sin comprometer la funcionalidad. Este modelo también ofrecía una lista de características de lujo, como frenos y dirección asistida, ventanas eléctricas y revestimiento de vinilo en el interior. Si prefiere un diseño más minimalista y funcional, el Lincoln Continental será su opción ideal.
Si el Cadillac Serie 62 era el rey de la elegancia accesible, el Imperial Crown de Chrysler era el yate terrestre de lujo. Con un motor V8 de 413 pulgadas cúbicas y 340 hp, el Imperial no solo era más largo que el Cadillac, sino que también ofrecía una experiencia de conducción superior. Su diseño sobrio, con sus alerones recortados y parrilla dividida, lo hacía destacar sin necesidad de alardear.
El Imperial Crown de 1962 tenía un longitud de 570 cm, lo que lo convertía en uno de los autos más grandes de su clase. Este modelo fue el más potente de los tres y destacaba por su imponente presencia. Con un precio de $6,149 (aproximadamente $64,000 actuales), el Imperial Crown era para quienes querían algo más que un coche, un símbolo de estatus y exclusividad. Si lo que busca es poder y distinción, este es el convertible para usted.
Si hay un convertible que definió la década de los 60 en términos de lujo accesible, ese es el Cadillac Serie 62. Con un diseño renovado que destacaba por sus aletas discretas y un toque de cromo moderado, el 62 era la opción preferida para aquellos que buscaban lujo sin exageración. Con un motor V8 de 390 pulgadas cúbicas que generaba 320 hp, este modelo era perfecto para quienes buscaban una conducción suave y refinada.
Además, el Serie 62 fue el más asequible de los tres, con un precio inicial de $5,588 (aproximadamente $59,000 actuales). A pesar de ser el más económico, el modelo ofrecía aire acondicionado, dirección asistida, frenos asistidos, y asientos eléctricos, lo que lo hacía muy competitivo en cuanto a tecnología para su tiempo. Si busca una experiencia de conducción relajada y elegante sin romper el banco, el Cadillac Serie 62 es una excelente opción.
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