El Mazda CX-5 destaca por una dirección precisa y un tacto de conducción poco habitual en su rango de precio. Por unos 30.000 euros, ofrece un interior con materiales suaves, diseño sobrio y una calidad percibida claramente superior a la media del segmento.
El Kia Sportage sorprende por su diseño atrevido y un interior futurista con iluminación ambiental y gran presencia tecnológica. Con un precio cercano a los 28.000 euros, transmite una sensación moderna y bien equipada, aunque algunos detalles artificiales restan naturalidad a la experiencia.
El Hyundai Tucson apuesta por una estética casi de concept car, especialmente en su iluminación LED. Se sitúa en la franja baja de los 30.000 euros y combina imagen avanzada con buen nivel de equipamiento, aunque algunos sistemas táctiles podrían ser más rápidos.
El Toyota RAV4 es la opción racional por excelencia. No busca destacar en emoción, sino en fiabilidad, solidez y coherencia general. Por unos 30.000 euros, ofrece una experiencia predecible y duradera, ideal para uso diario sin complicaciones.
El Honda CR-V ha evolucionado hacia un crossover notablemente más refinado. Es cómodo, silencioso y muy equilibrado, con una sensación de calidad constante. En torno a los 33.000 euros, prioriza confort y tranquilidad sobre deportividad.
El Nissan Rogue entra por los ojos gracias a su diseño exterior, pero su interior apuesta por un estilo más cargado, con abundante negro piano. Por unos 31.000 euros, ofrece buen confort y equipamiento, aunque algunos acabados buscan aparentar más de lo que son.
El Chevrolet Equinox es una propuesta correcta y accesible, alrededor de los 28.000 euros. No destaca especialmente, pero cumple en comodidad y funcionalidad. Es una opción pensada para quien busca un crossover sencillo y sin sobresaltos.
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