Los automóviles Black Badge de Rolls-Royce responden a un subconjunto de clientes que se conectan con la marca con intenciones deliberadamente disruptivas. Buscan subvertir los códigos de lujo esperados y crear símbolos de sus estilos de vida altamente personalizados y sin complejos.
Cullinan Black Badge se creó para este grupo de hombres y mujeres notables, muchos de los cuales han llegado a describir la estética y filosofía de Black Badge como una subcultura automotriz por derecho propio: una definida por el lujo sin compromisos, el poder implacable y la oscuridad.
Para celebrar la llegada de este automóvil transformador, el fotógrafo de cultura automotriz, Mark Riccioni, fue invitado por Rolls-Royce para crear una serie pictórica de Black Badge Cullinan saludando a otras subculturas automotrices en Los Ángeles, California.
Después de su ensamblaje de estos vehículos excepcionales, cada uno de los cuales representa agudamente la subcultura a la que pertenece, capturó cada encuentro al amparo de la oscuridad.
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