El Nissan Silvia S13 fue el coche que definió el drifting en Estados Unidos. Aunque no fue tan popular como otros modelos, su chasis equilibrado y su motor SR20DET turboalimentado lo convirtieron en el vehículo preferido de los entusiastas del drift. Con su diseño aerodinámico y sus faros escamoteables, el S13 era un coche ligero y ágil que se convirtió en el lienzo ideal para la personalización y el tuning. Los modelos JDM (Japan Domestic Market) eran particularmente codiciados, ya que ofrecían características que no estaban disponibles en las versiones estadounidenses.
El Honda NSX fue el primer superdeportivo japonés que no solo competía en rendimiento, sino que también lo hacía en fiabilidad. Con la ayuda del piloto de Fórmula 1 Ayrton Senna, Honda diseñó un coche que era a la vez emocionante y práctico para el uso diario. El NSX no solo ofrecía un rendimiento impresionante, sino que también establecía nuevos estándares en términos de tecnología y calidad de construcción. Su motor VTEC de 3.0L ofrecía un rango de revoluciones impresionante y un sonido único que enamoraba a los conductores.
El Mazda RX-7 FD3S no solo fue un coche con un diseño espectacular, sino también el epítome de la ingeniería rotativa. Su motor 13B-REW era una pieza de arte en términos de diseño, y su sonido característico lo hacía inconfundible. Este deportivo ligero, con una distribución de peso 50/50, ofrecía una maneabilidad y agilidad en curvas que pocos autos en su categoría podían igualar. Aunque su motor rotativo requería un mantenimiento más frecuente, los entusiastas del tuning y los amantes de los autos exóticos lo consideraban una joya automotriz.
El Toyota Supra A80 es el coche que impulsó el culto de las importaciones japonesas en América. Con su motor 2JZ-GTE, un bloque de seis cilindros que soportaba más de 1,000 caballos de fuerza con solo algunas modificaciones, el Supra se ganó el título de “el coche de los sueños” para muchos. Famoso por su aparición en la película “The Fast and the Furious”, su línea aerodinámica y su impresionante capacidad de tuning lo convirtieron en el coche preferido para los amantes del drifting y la modificación. La versión JDM era particularmente codiciada, ya que contaba con una transmisión manual de seis velocidades, en contraste con los modelos estadounidenses que solo ofrecían una de cuatro.
El Nissan Skyline GT-R R32 es una de las leyendas más grandes de la historia del automovilismo japonés. Apodado “Godzilla” por su impresionante rendimiento en las carreras de turismos australianas, donde ganó 29 de 29 carreras en 1991, este coche llegó a Estados Unidos bajo importaciones limitadas, donde sus seguidores no podían evitar soñar con su increíble potencia y tracción total ATTESA E-TS. Su motor RB26DETT de seis cilindros biturbo no solo prometía 276 caballos de fuerza (aunque en la realidad eran más cercanos a 320 CV), sino también una fiabilidad y desempeño que lo convirtieron en un monstruo en las pistas.
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