El Mazda RX-7 de tercera generación es un ejemplo perfecto de cómo un diseño aerodinámico y fluido puede combinarse con un motor rotativo para crear una experiencia de conducción única. Con su motor rotativo biturbo 13B de 255 CV, el RX-7 ofrecía un rendimiento impresionante, acelerando de 0 a 100 km/h en menos de 5 segundos. Su cuerpo compacto y curvado, sin los abultamientos que otros deportivos necesitaban para albergar motores más grandes, es un testamento de la perfección en el diseño de automóviles. Su estética fluida y su increíble manejo han hecho del RX-7 un coche de culto, admirado tanto por su rendimiento como por su belleza exterior.
El Honda NSX es uno de los deportivos más importantes y subestimados de todos los tiempos. Con un chasis de aluminio revolucionario, el NSX fue un modelo que superó las expectativas de muchos. Su motor V6 VTEC de 3.0 litros, que entregaba 270 CV, no solo era potente, sino que ofrecía una conducción que rivalizaba con la de los Ferrari, pero con una fiabilidad que los coches italianos de la época no podían igualar. Su diseño es limpio y funcional, con una cabina que permite una visibilidad perfecta y una ergonomía excelente. El NSX se destacó como el primer superdeportivo japonés que no solo era rápido, sino también fácil de conducir y fiable en el día a día.
Cuando Lexus lanzó el LS 400 en 1990, revolucionó el mercado de los sedanes de lujo, ofreciendo una calidad de construcción y fiabilidad que los coches europeos de lujo no podían igualar en ese momento. Su diseño exterior es simple y elegante, sin líneas innecesarias ni exceso de cromo, lo que le da una presencia sobria pero sofisticada. El LS 400 cuenta con un motor V8 de 4.0 litros que produce 250 CV, pero su verdadera magia está en la suavidad de su conducción y el silencio absoluto a altas velocidades. El interior, de materiales de la más alta calidad, no solo refleja lujo, sino también la fiabilidad que caracteriza a Lexus. Este modelo se convirtió en una referencia de lo que debe ser un coche de lujo.
El Mazda Cosmo Sport 110S fue el primer coche de producción que utilizó el motor rotativo de Mazda, lo que le permitió tener una línea de capó increíblemente baja y un diseño aerodinámico. Con su motor 10A de dos rotores, el Cosmo Sport entregaba 110 CV, pero su verdadera belleza residía en su estética pura y fluida. El diseño de este coche parece moverse incluso cuando está estacionado, un detalle que lo hace único. El habitáculo cuenta con indicadores redondos inspirados en la aviación y un volante perfectamente posicionado. Con solo 1,176 unidades producidas, el Cosmo Sport es un ejemplo perfecto de cómo el diseño y la tecnología se fusionan para crear una máquina impresionante.
El Toyota 2000GT es considerado un icono de la elegancia automotriz. Su diseño elegante y proporcionado, con un capó largo, una línea de techo baja y una zaga corta, lo convierte en uno de los coches más bellos jamás fabricados. Su motor de seis cilindros en línea de 2.0 litros y suspensión independiente le otorgan un rendimiento suave y estable. Con solo 351 unidades producidas, el 2000GT sigue siendo una obra maestra que muestra la habilidad de Toyota en la ingeniería de autos deportivos. Su interior sobrio y funcional refuerza su estatus de gran turismo, y décadas después sigue siendo admirado por su proporción y simplicidad.
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