Honda está evaluando la posibilidad de importar modelos fabricados en sus plantas de EE. UU., como la Ridgeline y la Passport, de regreso al mercado japonés. Aunque esta idea puede parecer sorprendente, especialmente para una marca que históricamente ha basado su imagen en vehículos fabricados en Japón, la medida refleja el cambio en el panorama de comercio global y las presiones arancelarias. Además, los vehículos eléctricos de Acura también podrían seguir el mismo camino, lo que fortalecería la presencia de la marca en Japón con modelos que antes solo se veían en EE. UU.
Una estrategia comercial adaptada a las nuevas realidades
Honda no es ajena a importar vehículos de otros países. Ya ha traído coches de Tailandia, China e India en el pasado, por lo que importar vehículos fabricados en EE. UU. no sería algo completamente nuevo. Esta estrategia se adapta a la situación actual del mercado, en la que los acuerdos comerciales y las regulaciones están cambiando, haciendo posible un flujo más libre de vehículos entre los dos países. Se espera que, con el tiempo, el Ministerio de Transporte de Japón facilite este proceso permitiendo que los vehículos certificados en EE. UU. sean vendidos en Japón sin pruebas adicionales.
Regulaciones más flexibles para facilitar la importación
Un punto clave que podría acelerar este proceso es un reciente acuerdo entre Japón y EE. UU. que busca reducir los obstáculos regulatorios. El Ministerio de Transporte japonés está evaluando un plan que permitiría la venta de modelos fabricados en EE. UU. con solo trámites administrativos, eliminando la necesidad de pruebas locales adicionales. Este plan podría entrar en vigor a partir del próximo año, lo que facilitaría el regreso de los SUV de Honda fabricados en EE. UU. al mercado japonés.

Honda no está sola en esta estrategia
No solo Honda está considerando este modelo de importación inversa. Toyota y Nissan también han mostrado interés en traer algunos de sus modelos fabricados en EE. UU. al mercado japonés. Aunque no todos los modelos fabricados en EE. UU. tienen cabida en Japón debido a su tamaño o características, vehículos como la Toyota Tundra o la Nissan Murano podrían ser importados, lo que refleja una tendencia creciente entre los fabricantes japoneses para optimizar su presencia en el mercado interno y abordar las barreras comerciales entre ambos países.
En conclusión, esta posible decisión de Honda de importar SUV fabricados en EE. UU. a Japón podría marcar un antes y un después en la manera en que las marcas japonesas abordan sus estrategias de importación. Si bien este movimiento no es exclusivo de Honda, la flexibilidad en las regulaciones y los nuevos acuerdos comerciales podrían hacer de este modelo una tendencia común en la industria.