Actualmente, Mazda solo ofrece la BT-50 en mercados como Australia, una camioneta desarrollada junto a la Isuzu D-Max. Aunque esta última ya cuenta con una variante eléctrica, Mazda ha confirmado que no tiene planes inmediatos de seguir el mismo camino. Según Vinesh Bhindi, director general de Mazda Australia, “el mercado será quien determine si debemos avanzar hacia lo eléctrico, pero de momento el diésel sigue teniendo todo el sentido”.
En un escenario en el que incluso Ford y BYD apuestan por híbridos enchufables en pickups medianas, Mazda cree que los motores turbodiésel siguen siendo la opción más equilibrada en emisiones de CO₂, coste y durabilidad. De hecho, Bhindi asegura que “el diésel en las camionetas ha llegado para quedarse” y que todavía ofrece ventajas frente a los híbridos y eléctricos puros bajo las normativas de eficiencia actuales.
La relación de Mazda con las camionetas no es nueva. Desde el Mazda-Go de 1931, pasando por la peculiar Rotary Engine Pick-Up (REPU) de los años 70, hasta la colaboración con Ford que dio vida a modelos como la Courier y las Ranger rebautizadas, la marca japonesa siempre ha buscado su lugar en este segmento. Sin embargo, desde 2009 no comercializa pickups en Estados Unidos, y la BT-50 actualizada en 2025 es la única superviviente de esta tradición.
La negativa de Mazda a electrificar sus camionetas genera debate. Por un lado, se interpreta como una postura conservadora frente a un mercado que avanza rápido hacia lo eléctrico; por otro, como una estrategia realista que prioriza la fiabilidad del diésel en mercados exigentes como el australiano. En cualquier caso, el tiempo dirá si esta jugada permite a Mazda mantener su espacio en un segmento cada vez más competitivo.