Mercedes-Benz ha tomado una decisión inesperada: finalizará la producción del EQE y del SUV EQE en 2026, apenas unos años después de su lanzamiento. El sedán debutó en el Salón del Automóvil de Múnich de 2021 y su versión SUV llegó al mercado un año más tarde, lo que convierte su ciclo de vida en uno de los más cortos dentro de la gama moderna de la marca.
Según Autocar, la medida responde a una reevaluación de la estrategia de vehículos eléctricos de la firma alemana, con el objetivo de eliminar solapamientos entre gamas. El problema de fondo está en las ventas: en Estados Unidos, los EQE apenas sumaron 11.660 unidades en 2023, lo que supone una caída del 39 % respecto al año anterior, cifras muy alejadas de lo esperado para un fabricante de prestigio como Mercedes.
Los precios tampoco ayudaron a impulsar la demanda. El EQE parte de 64.950 dólares y alcanza los 96.600 dólares en su versión AMG, que ofrece hasta 354 km de autonomía. Por su parte, el SUV EQE comparte precio de partida, pero su variante AMG se dispara hasta los 97.400 dólares, con una autonomía de 370 km. Frente a rivales directos como Tesla o BMW, las propuestas de Mercedes no lograron convencer a un mercado cada vez más exigente.
El futuro, sin embargo, ya está en el horizonte. Mercedes reemplazará estos modelos con los nuevos Clase C y GLC eléctricos, y mantiene en sus planes un Clase E EV más clásico en diseño, con carrocería de tres volúmenes y una distancia entre ejes orientada al confort y al estatus. Con ello, la marca busca recuperar el ADN de sus berlinas tradicionales, pero adaptado al mundo eléctrico.
En definitiva, la decisión refleja cómo incluso un gigante como Mercedes debe ajustar su estrategia para no perder la carrera tecnológica, igual que ocurre en la Fórmula 1 cuando un equipo se ve obligado a rediseñar su monoplaza para mantenerse competitivo. El adiós del EQE y del SUV EQE marca un cambio de rumbo en la electrificación de la estrella alemana.