Ford y Dodge vuelven a enfrentarse con dos propuestas radicalmente distintas. Por un lado, el Mustang Dark Horse mantiene viva la esencia del pony car clásico con tres pedales, 500 caballos y un V8 de 5.0 litros que gira hasta las 7.500 rpm. Al otro, el Dodge Charger 2026 sorprende con su nueva plataforma, disponible en carrocerías de dos y cuatro puertas, con tracción total configurable y un motor Sixpack biturbo de 3.0 litros que en la versión Scat Pack HO alcanza los 550 CV.
El Mustang Dark Horse representa la continuidad de una fórmula probada: tracción trasera, cambio manual de seis marchas y un diseño que respira historia. El Dodge, en cambio, entra en territorio inexplorado ofreciendo versiones de gasolina y eléctricas, tracción total desconectable y un arsenal tecnológico pensado para nuevas generaciones de entusiastas.
Ambos modelos marcan cifras de superdeportivo a precio de deportivo “asequible”. El Mustang Dark Horse acelera de 0 a 100 km/h en 3,7 segundos con cambio automático (4,1 s con manual), mientras que el Charger Scat Pack lo hace en 3,9 segundos gracias a sus 530 lb-pie de par y su tracción total. En el cuarto de milla, el Dodge se impone por unas décimas, aunque el Ford compensa con un peso más ligero y un carácter más visceral.
La respuesta depende del conductor: el Mustang Dark Horse es la opción para los puristas del motor V8 y el cambio manual, mientras que el Dodge Charger Scat Pack ofrece más potencia, versatilidad y mejor relación precio-rendimiento. En cualquier caso, ambos son ejemplos de cómo el músculo americano se adapta a una nueva era sin perder el ADN que los convirtió en leyenda.