¿Cómo fabricar un auto con una nueva tecnología capaz de venderse en cualquier mercado como si fuera un auto normal y con una tecnologías que presume de polarizar a gobernantes y usuarios? El reto de Nissan fue justo eso, lograr que el Leaf tuviera cabida en todos los mercados dispuestos apostarle a una nueva tecnología (y cuando decimos nueva no nos referimos al uso de la electricidad para moverse, sino al concepto de auto eléctrico que debe tenerse hoy en día), y es que todo tiene un por qué.
Para empezar es un hatch compacto, uno de los segmentos de mayor aceptación en el mundo automotor, prácticamente cualquier país en el planeta tiene modelos similares en tamaño, espacio interior y desempeño, sin olvidarnos de que además su costo permite “popularizar” dicho segmento; vaya, casi todas las marcas de volumen ofrecen un coche de este tipo. Por otro lado, el Leaf ofrece un diseño poco comprometido. Basado, sin lugar a dudas en el Tiida o Versa para algunos mercados, y Nissan tiene experiencia en hacer autos globales.
Le preguntamos al jefe de diseño de Nissan, Masato Inoue, por qué el Leaf no había sido un modelo con un diseño más expresivo, fuerte, de carácter, y su respuesta de verdad enfoca la estrategia: “todo mundo esperaría que un eléctrico pareciera una nave espacial rodando por las calles, pero nos alejaríamos del uso y sentido fundamental del coche: humano y amigable con el medio ambiente”. Del mismo modo, dicho diseño cumple con ofrecer la menor resistencia aerodinámica posible, además de mantener los estándares de calidad y seguridad a nivel mundial. Suena fácil, pero incluso la marca estuvo dos años trabajando en los sonidos que debería de hacer el auto cuando estuviera, por ejemplo, circulando en un estacionamiento. Lo silencioso de su sistema de propulsión le juega en contra en materia de seguridad con peatones, aunque eso quedó resuelto con un delicado pero muy efectivo sonido que a primera “oída” nos recordó a un avión a lo lejos. Efectivo y sumamente cool.
Pero hay otra clave para este auto: la apuesta de Nissan es a las economías de escala, a popularizar dentro de lo razonable esta tecnología, por ello en algunos estados, como el de California, EUA, el Leaf costará cerca de 20 mil dólares gracias a los incentivos fiscales gubernamentales, que permitirán reducir hasta en 12 mil dólares el precio del coche. En Japón, por ejemplo, costará la mitad, 770 mil yenes (algo así como 10 mil dólares), lo que sin duda lo hará un opción sumamente atractiva, y ello permitirá producir más y más baterías y autos, con las obligadas reducción en costo y manufactura. Además, Nissan tiene realizados más de 60 acuerdos a nivel mundial, entre gobiernos e iniciativa privada, para incentivar la compra del auto, la producción de electricidad a mejores costos y de manera renovable, la instalación de una red completa de estaciones de recarga en puntos estratégicos, como oficinas o centros comerciales, así como la reutilización de los paquetes de batería, que si bien al paso de los años (10 para ser efectos) perderán hasta el 30% de su capacidad para mover con efectividad el auto, podrán reutilizarse en otras áreas a un precio muy inferior.
Si toda la cadena le funciona a Nissan, no sólo habrá muchos Leaf, sino que sus planes son el de lanzar por lo menos 4 modelos más en los siguientes 3-4 años: un auto de trabajo, un crossover y un “coupé like” para Nissan, además de un coupé o deportivo de alto desempeño para Infiniti. Sin duda, esta nueva era de autos eléctricos no tiene qué ver con los inicios del automóvil hace más de un siglo.
COMPLETO
Insistiremos mucho en el tema: para que las nuevas tecnologías en materia de movilidad sean aceptadas, se requiere de una facilidad de uso o cotidianeidad. Es decir, que se maneje tal y como se manejaría cualquier otro auto similar, y en nuestra prueba de manejo pudimos comprobarlo. Salvo por obviedades que van ligadas a la actualidad o carácter hi-tech del auto (la palanca de cambios tipo mouse o el tablero digital con indicadores diferentes), el Leaf podría conducirlo mi abuelita y probablemente ni siquiera percatarse de que se trata de un coche eléctrico.
El espacio atrás es suficiente para cinco, la cajuela sobrepasa las expectativas y adelante encontrar una posición de manejo no es complicada. Además, la calidad de acabados (a pesar de ser un preproducción) es de lo mejor que le hemos visto a Nissan y su sencillez en el diseño no está peleada con el carácter de novedad que el Leaf debería de tener.
El auto acelera, frena y se maneja tan bien y de manera tan sencilla como cualquier otro de Nissan. En situaciones de aceleración máxima puede sentirse como un cuatro cilindros muy potente o muy cerca de un V6 alegre, quizás no tenemos esa sensación porque no vamos acompañados del característico ronroneo de los motores de combustión interna
DETALLES
Criticas para los eléctricos hay muchas, beneficios, otro tanto. Quizás la piedra en el zapato del Leaf serán los tiempos de recarga y autonomía del auto. En el mejor de los casos, con 30 minutos se conseguirá una carga completa del paquete de baterías, en los sistemas de recarga rápida (que para el siguiente año no representarán ni el 1% de las estaciones totales que se están instalando), para el resto de las conexiones eléctricas, se tardarán 7 horas en cargarse en una toma de 240v y el doble en una de 120 v.
Se tendrá que pasar saliva ante los que estén en contra y que efectivamente tienen razón con argumentos como el tiempo y una autonomía que puede ir entre los 70 y los 200 km, dependiendo de las condiciones de manejo, uso del aire acondicionado e incluso, la temperatura exterior, pero estamos seguros que quienes adquieran este auto entienden, valoran y respetan las características del mismo.
El Leaf es un coche que llegará a personas que estarán (estaremos) dispuestos a modificar nuestros patrones de “consumo” de movilidad para beneficiar o mejorar el desempeño del auto. El Leaf, a pesar de que busca popularizarse, lo hará pero bajo otro régimen de comportamiento o, mejor dicho, de comprador. Tiene su clientela ahí afuera esperando, con más de 22 mil personas pensando en comprarlo tan sólo en los Estados Unidos, con gobiernos interesados en sumar votos beneficiando la llegada de este tipo de coches a sus ciudades, estados o países, porque el Leaf, tal y como lo hicieran los primeros híbridos, tendrá un discurso tácito en las caras de quienes lo conduzcan, se estacionen afuera del restaurante moda en Sunset Boulevard o lleven a sus hijos a la escuela.
Como quiera que sea, este auto marca un antes y un después en la “época moderna”, por decirlo de algún modo, del automóvil. Y es que no podemos olvidarnos que este vehículo que hemos podido conducir el día de hoy, tiene nada más, de acuerdo con el destino de nuestro planeta y la sociedad, la nada sencilla tarea de reemplazar a los autos como los conocemos hoy en día. Podemos asegurarles que van por buen camino.
Demostrando lo atractivo que resulta para muchos este nuevo concepto de un carro eléctrico para las masas las órdenes puestas en el Nissan Leaf arrojan una estadística muy interesante.