Una exitosa camioneta no tiene porque cambiar tanto, a menos que la competencia sea tan completa y cerrada que obligue a revisar sus elementos más atractivos y mejorar algunos argumentos de compra. Una lógica que pudiera explicar esta renovación conocida en el argot de la industria como cambio medio.
ROSTRO NUEVO NUEVO CORAZÓN
Para Mazda, la estética de líneas iniciada por el 6, tuvo su continuidad con el 3. Ahora, el turno es de la CX-7, su mejor SUV en términos de venta. La nueva fascia con esas enormes tomas frontal y laterales que simulan ventilación hacia los frenos, una parrilla con logo exagerado y las patentes nervaduras del cofre declaran una guerrera familiar capaz de robarse las miradas de muchos automovilistas con necesidades de movilidad grupal y todavía sentirse jóvenes.
De costado nada sugiere cambio, permanece todo igual; sólo las enormes ruedas -perfil 70 en rin 17- delatan su inspiración de concept-car, hoy muy asimilada por el grueso de los entusiastas. En la zona trasera, la modernización estriba en acabados brillosos en las calaveras -tipo Tuning, aunque advertido en otros ejemplares japoneses- fascia inferior diferente con sus reflejantes y nada más.
Donde surge lo más interesante de cara a la comodidad de los usuarios es el tablero. Renovado en su parte superior, la nueva superficie permite el acomodo de una pantalla extra TFT que exhibe las funciones y posibilidades de la computadora de viaje, así como otros ajustes del equipo de sonido, el cual conserva su carátula donde despliega las estaciones y otros obligados. Mientras, la consola donde se aglutina el equipo de sonido cambia un poco de aspecto para mantenerse al día. Respecto a los relojes, el principal cambio ocurre en la iluminación y poco menos en grafías e íconos.
NUEVO CORAZÓN
En cuanto a la posición de manejo, la CX-7 no luce novedades, ya que los asientos y su modularidad son prácticamente los mismos. La justificación para llamar cambio medio a esta nueva generación de la SUV de Mazda estriba en el motor 2.5 litros atmosférico proveniente de Ford, concretamente del Fusion. Para enfatizar la diferencia respecto al producto del óvalo azul, el de Mazda reporta una potencia de 161 HP y presume distribución variable. La novedad queda perfectamente respaldada desde el punto de vista económico, pues este motor sólo está disponible en el modelo de entrada. Pero desde la óptica del automovilista, hay menos alegría que con la versión turbocargada.
Y no es que el cuatro cilindros de Ford sea malo. Honestamente reporta rendimientos de gasolina más razonables que el turbo -una de sus debilidades- y la entrega de par resulta mucho más progresiva, bien administrada por el VVT. Sin embargo, no tiene esa contundencia del 2.3 litros, amén de que la transmisión automática de cinco relaciones luce muy larga en sus relaciones. Ello ocasiona una actitud aletargada, por lo que resulta obligado el uso del modo secuencial para observar pasos más vivos si nos gusta la conducción ágil.
Sobre la actitud de la CX-7, ahora califica de protectora en virtud de una suspensión más suave que induce un mayor balanceo durante las curvas. A descargo, la ligera dirección transmite bien las sensaciones y la SUV puede llevarse casi sin problemas a ritmos suficientemente expeditos, siempre con la premisa de su talante familiar y anémico propulsor.
Donde faltaron las mejoras es en el apartado de los frenos, que todavía poseen buen tacto, aunque las distancias no son las más cortas del segmento. A favor, mejoran conforme adquieren temperatura, claro, siempre dentro de lo razonable.
NUEVA PROMESA
Gracias a su renovación estética y un motor menos sediento, la CX-7 seguramente continuará su buena penetración comercial en nuestro país. Los precios sufren un incremento sustancial del 12%; nuestra evaluada ronda los 300 mil pesos, muy arriba de los 270 mil de su equivalente 2009… que era más potente. Si vemos los extras orientados al confort antes que al desempeño, resulta evidente que Mazda busca ampliar la base de automovilistas clientes antes que ofrecer una camioneta más deportiva. La esencia agresiva está reflejada en sus afiladas formas, por lo que ahora busca aceptación entre los consumidores más tradicionales. Y sinceramente, lo puede conseguir pese el sobreprecio.
FICHA TÉCNICA
MOTOR
Situación |
Delantero transversal |
Nº de cilindros |
Cuatro en línea |
Bloque / cabeza |
Aluminio / aluminio |
Distribución |
DOHC, 16 válvulas, VVT |
Alimentación |
Inyección multipunto |
Cilindrada |
2,488 cc / 2.5 litros |
Diámetro x carrera |
89.0 x 100.0 mm |
Compresión |
9.7:1 |
Combustible |
Gasolina, 89 oct |
Potencia máxima |
161 HP a 6,000 rpm |
Par máximo |
218 Nm (161 lb-pie) a 3,500 rpm |
TRANSMISIÓN
Caja |
Automática, 5 velocidades |
Tracción |
Delantera |
Embrague |
Convertidor de par |
Relación diferencial |
3.86 :1 |
Susp. del. |
MacPherson |
Susp. tras. |
Multibrazo |
Elemento elástico |
Res. helicoidales |
Estabilizadora del / tras. |
Sí / sí |
Frenos del. |
Discos vent., 296 mm |
Frenos tras. |
Discos sólidos, 302 mm |
Asistencias |
ABS, TCS, DSC |
Dirección |
Hidráulica |
Giros/ø volante |
2.9/37 cm |
Diámetro de giro |
11.4 m |
Neumáticos |
215/70 R17 100H |
RENDIMIENTOS
Vel. máxima |
177 km/h |
Acel. 0-100 km/h |
N.D. |
Consumo en ciudad |
8.4 km/l |
Consumo en carretera |
11.7 km/l |
Emisiones de CO2 |
N.D. |
Peso |
1,585 kg |
Largo x Ancho x Alto |
468 x 187 x 164 cm |
Distancia entre ejes / vias |
275/162-162 cm |
Cajuela |
850 l |
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