El Departamento de Vehículos Motorizados (DMV) había ordenado inicialmente la suspensión de las licencias de fabricación y ventas de Tesla por 30 días, tras acusar a la compañía de engaños al consumidor. Según el DMV, los nombres “Autopilot” y “Full Self-Driving” (FSD) utilizados por Tesla daban una falsa impresión de que los vehículos operaban de manera completamente autónoma, lo que podría haber inducido a los consumidores a pensar que los coches no requerían supervisión humana.
A pesar de las acusaciones, el DMV decidió suspender la medida y dar a Tesla 30 días adicionales para corregir las declaraciones engañosas sobre sus capacidades autónomas. El director del DMV, Steve Gordon, dejó claro que la agencia otorgaba a Tesla una oportunidad para remediar la situación, sin aplicar medidas drásticas de inmediato. Esto otorga a Tesla más tiempo para apelar y revisar su enfoque de marketing y las capacidades de sus sistemas.

A través de su abogado, Tesla ha defendido su posición, afirmando que la compañía nunca ha engañado a los consumidores, y que ha dejado claro en todo momento que el software Autopilot y FSD requieren supervisión humana. Sin embargo, la tensión entre las expectativas de los consumidores y las capacidades reales de estos sistemas sigue siendo un tema delicado para la empresa, especialmente a medida que más rivales en el sector de vehículos eléctricos compiten con su tecnología.
Aunque esta suspensión puede haber sido un alivio temporal para Tesla, el caso podría marcar un antes y un después en su enfoque sobre los vehículos autónomos. Mientras la empresa de Elon Musk se enfrenta a desafíos adicionales, como una caída en la demanda de autos debido a la eliminación de créditos fiscales y la transición a nuevos proyectos como los robotaxis, el resultado de este proceso legal podría influir en su capacidad para mantener su liderazgo en el mercado de autos autónomos y en la evaluación de la compañía.