El mes de agosto ha dejado a Tesla en una situación complicada en Europa. Mientras en países clave como Francia, Suecia y Dinamarca las matriculaciones cayeron en picado, en España el fabricante de coches eléctricos logró crecer un impresionante 161 % interanual, impulsado por los programas de ayudas del Gobierno que ofrecen hasta 7.000 € por vehículo eléctrico.
Sin embargo, el panorama global no es tan alentador. En Suecia, las ventas se hundieron más de un 84 %, en Francia retrocedieron un 47,3 %, y en los Países Bajos un 50 %. Incluso en Dinamarca, otro mercado tradicionalmente fuerte para Tesla, la caída fue del 42 %.
El gran ganador de este escenario ha sido el fabricante chino BYD, que en España creció más de un 400 %, superando las ventas de Tesla con 14.181 unidades frente a las 9.303 del fabricante estadounidense. Esta tendencia refleja cómo la competencia asiática se está consolidando en el Viejo Continente.
Más allá de la rivalidad comercial, Tesla también enfrenta un problema de imagen. Las posturas políticas de Elon Musk han pasado factura: según Electrifying.com, más de la mitad de los encuestados aseguran que sus declaraciones hacen que estén menos dispuestos a comprar un Tesla. A ello se suma la agresiva estrategia de rebajas de precios, que ha devaluado notablemente los modelos de segunda mano, perjudicando las ventas de coches nuevos.
En Wall Street, la situación se traduce en prudencia. Los analistas mantienen una recomendación de “Mantener” sobre las acciones de TSLA, con un precio objetivo promedio de 306,42 dólares, lo que implica un riesgo de caída cercano al 8,2 %. Así, Tesla afronta un futuro incierto en Europa: éxito en España, desplome en el norte y una presión creciente de la competencia china.