Bien por su altura o aspecto de robustez, la mayoría de las personas piensan que los todoterreno son los autos más seguros del mercado, pero esta altura y robustez también puede jugar en contra de nuestra seguridad. Un peso mayor, sumado a un centro de gravedad situado a más distancia al suelo, son dos de los factores que hacen que un todoterreno tenga menor seguridad activa que por ejemplo un SUV.
Si tenemos en cuenta este mayor peso y esa altura, tendremos como resultado una evidencia de cómo los todoterreno manifiestan una mayor resistencia a modificar su trayectoria, que es de lo que se trata cuando se hace un cambio de dirección, imprescindible para trazar una curva. Este tipo de autos cuentan con más elementos mecánicos que el resto y que se hacen imprescindibles para que puedan moverse eficazmente fuera del asfalto.
Si sumásemos reductora, diferenciales y algún que otro elemento más imprescindible en estos modelos, los todoterreno llegan a pesar hasta casi un 20 por ciento más que por ejemplo un SUV de similar tamaño y parecidos propulsores. Ese peso también supone una tara en el momento de una frenada de emergencia puesto que a mayor peso, más metros se requieren para detener el vehículo, del mismo modo que su posicionamiento más lejano al suelo propicia que exista más riesgo de vuelco en el caso de una maniobra brusca.
Este riesgo de vuelco, ha hecho que los todoterreno más modernos comiencen a equipar un sistema antivuelco, un nuevo mecanismo capacitado para poner en funcionamiento el control de estabilidad que, en ese momento, frena las ruedas y reduce la potencia del motor en el caso de que los sensores detecten una inclinación por encima de los parámetros considerados como estándar.
Otro elemento a tener en cuenta es la estructura de estos modelos, que aunque es más sólida es imprescindible que cuente con una alta resistencia a la torsión para enfrentarse a caminos fuera del asfalto. Esta estructura de los todoterreno se basa en dos vigas longitudinales unidas por otras pequeñas transversales sobre el que se atornilla la carrocería. Esa base, tiene un papel determinante sobre los efectos de un choque en los pasajeros y por desgracia en los todoterreno supone una menor capacidad de absorción del choque.
Cuando el impacto de un todoterreno se produce contra un turismo o un SUV son las estructuras de deformación programada, los chasis autoportantes de estos vehículos, conformadas por chapas de distintas formas, espesores, etc. las que se ocuparán de disipar la máxima cantidad posible de la energía generada consiguiendo que llegue la menor cantidad de energía posible a los pasajeros, generando una aparatosa deformación de la carrocería.
Es por tanto que en un choque de este tipo, el todoterreno se aprovecha, de los otros vehículos por su mejor capacidad de deformidad y reacción ante una colisión.
Sin embargo, cuando ese todoterreno choca contra otro vehículo sin chasis autoportantes o, lo que es más frecuente, contra una construcción próxima a la carretera, como podría ser un elemento de hormigón, o como podría ser un muro, la rigidez de ese chasis de largueros y travesaños juega en su contra. Esa es, posiblemente, la peor colisión para un todoterreno, pues la deformación de la carrocería será pequeña, pero son sus ocupantes quienes sufrirán mayores aceleraciones y, consecuentemente, lesiones internas y externas más importantes.
Por tanto los todoterreno tienen una seguridad activa inferior a la media y una seguridad pasiva muy por debajo de la media.
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