En la década de los 80, Porsche apostó por romper los límites del 911 clásico con el 959, un coche concebido como un deportivo de rally del Grupo B. Su innovador sistema de tracción total, inspirado en la competición, permitió a Porsche experimentar con nuevas tecnologías que posteriormente influirían en sus futuros modelos turboalimentados. Este enfoque pionero no solo consolidó al 959 como un referente técnico, sino que también sentó las bases para la evolución de los superdeportivos modernos.
Un motor biturbo que marcó época
Bajo el capó trasero, el Porsche 959 escondía un motor bóxer de seis cilindros y 2,8 litros con doble turbocompresor, capaz de generar 444 caballos y 369 Nm de par motor. Este propulsor permitía acelerar de 0 a 100 km/h en 3,7 segundos y alcanzar los 318 km/h, cifras impresionantes para su época y comparables con superdeportivos como el Ferrari F40 o el Lamborghini Countach. La combinación de potencia y tracción total convirtió al 959 en un coche extremadamente rápido y manejable, incluso en condiciones adversas.
Diseño icónico: un 911 potenciado
El estilo del Porsche 959 refleja la esencia de la marca: un 911 con esteroides. Su carrocería ancha, construida en aluminio y fibra de carbono, integraba un agresivo kit con faldones laterales, alerón trasero y tomas de aire estratégicas. Cada detalle no solo tenía un propósito estético, sino también funcional, mejorando la aerodinámica y refrigeración del motor, demostrando que la ingeniería y el diseño podían convivir en perfecta armonía.
Triunfos en el París-Dakar
Aunque el desarrollo del 959 llegó tarde para competir en el Grupo B, demostró su valía en el Rally París-Dakar, logrando un primer, segundo y sexto puesto en 1986. Los vehículos preparados para la prueba incorporaban sistemas de refrigeración especiales, reducción de peso y controles reubicados para superar ríos y terrenos extremos. Esta hazaña consolidó al 959 como un coche robusto, fiable y competitivo fuera del asfalto, algo poco común en superdeportivos de su época.
El legado que perdura
Hoy, el Porsche 959 sigue siendo un icono intemporal de innovación y rendimiento, que combina la audacia de la competición con la elegancia de un 911 mejorado. Su influencia se percibe en muchos superdeportivos actuales y su valor de coleccionista no deja de crecer. Más allá de cifras y récords, el 959 es un testimonio de que Porsche supo fusionar tecnología, diseño y pasión en un vehículo que el tiempo no ha podido igualar.
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