Elecciones presidenciales USA 2024: La visión de los candidatos respecto la industria y el automóvil

La industria automotriz en Estados Unidos se encuentra en una encrucijada de cara a las elecciones presidenciales ...
04/11/2024

José Luis Melendez Araujo

La industria automotriz en Estados Unidos se encuentra en una encrucijada de cara a las elecciones presidenciales de 2024. Los enfoques opuestos entre los candidatos principales, Kamala Harris y el ex-presidente Donald Trump, proyectan dos futuros muy diferentes para el sector. El auto se enfrenta a desafíos tecnológicos, ambientales y laborales en un contexto de creciente competencia global, especialmente de China. 

Según quién gane, las decisiones sobre el futuro de los vehículos eléctricos (EV), las regulaciones de emisiones y los tratados comerciales marcarán profundamente el rumbo de la industria.

El candidato presidencial republicano, el expresidente Donald Trump, señala durante un mitin de campaña en el Museo de Aviación de Carolina del Norte



Donald Trump: anclado en el pasado

El discurso de Trump para 2024 se basa en un enfoque proteccionista, aislacionista. Con la justificación de proteger los empleos tradicionales en la industria automotriz (altamente automatizada) y desacelerar la transición hacia los vehículos eléctricos. Durante su campaña, ha prometido congelar las necesarias  regulaciones de emisiones y retrasar o incluso revertir los avances en la electrificación promovidos por las administraciones anteriores. Según un informe de S&P Global Mobility, sí Trump ganara, es probable que las regulaciones actuales para vehículos ligeros que comienzan en 2028 se congelen hasta 2032.

Trump ha enfatizado su intención de reducir los incentivos del Inflation Reduction Act (IRA). Esta ley ha impulsado la adopción de vehículos eléctricos mediante subsidios y créditos fiscales para los consumidores. Reducir estos incentivos podría llevar la participación de mercado de los vehículos eléctricos en EE.UU. a un 29% para 2030; al final de 2024, esta participación será cercana al 11%.

El expresidente también quiere revitalizar la producción de vehículos con motores de combustión interna (ICE) e híbridos ligeros (MHEV). Los considera más viables y económicos para los consumidores estadounidenses. En su discurso, destaca los altos costos y la falta de infraestructura de carga como barreras para la adopción masiva de vehículos eléctricos. Trump ha señalado en varias ocasiones que el medio ambiente no es su prioridad.

Su opinión sobre los autos eléctricos cambió, sin embargo, tras los millones de dólares donados por Elon Musk. Musk, a través de una de sus empresas, tiene casi el 50% del mercado de autos eléctricos. Ahora, Trump tiene un nuevo enemigo en la mira: los autos de hidrógeno.



Política de comercio internacional

En comercio internacional, Trump ha prometido renegociar el acuerdo entre EE.UU., México y Canadá (T-MEC) en 2026. Busca aumentar los salarios en México y reducir el atractivo de deslocalizar la producción automotriz. También es probable que mantenga tarifas proteccionistas contra China para frenar el avance de los vehículos eléctricos y la tecnología automotriz china en EE.UU.

Durante su campaña, insiste en desinformar sobre la construcción de plantas de automóviles chinas en México. Ha amenazado con imponer un arancel del 100-200% a los autos fabricados en México, el principal socio comercial de los fabricantes estadounidenses. A la vez, ha invitado a los chinos a construir plantas en EE.UU. Su estrategia parece más orientada a confundir y alterar tanto a socios como a competidores.


Cabe destacar que las marcas americanas de autos han ganado mucho dinero en China en los últimos 25 años e incluso hay marcas de algunos grupos que sobreviven hoy gracias al mercado doméstico chino como es el caso de Buick.



La retórica trumpista anti-EV: cuatro ejes principales

Como hemos apuntado brevemente, en los últimos meses, Donald Trump ha intensificado su retórica contra los vehículos eléctricos (BEV), vertebrando su discurso en torno a cuatro asuntos principales trufados de invectivas, falsedades e inexactitudes.

En primer lugar, ha declarado erróneamente que los BEV son peligrosos debido a su peso excesivo, altos costos de cargadores y problemas de seguridad. Incluso ha apuntado hacia los vehículos de hidrógeno, sugiriendo que son potencialmente explosivos, una afirmación sin fundamento según los expertos.

Un segundo eje de su retórica, se ha dirigido a atacar las políticas de Joe Biden hacia la industria automotriz, alegando, sin pruebas, que sus medidas están destruyendo empleos y forzando un “mandato” de BEV que en realidad no existe. Según sus afirmaciones, el “mandato” de Biden hacia los eléctricos perjudica a los trabajadores estadounidenses, asegurando que contribuirá a la “desaparición del 40% de los puestos de trabajo en el sector del automóvil”, una declaración que ha sido desacreditada en reiteradas ocasiones.



En oposición, Trump ha destacado el florecimiento de la industria automotriz durante su presidencia, argumentando en un meeting en septiembre de 2023 que, “cuando asumí el cargo, la industria automotriz estaba de rodillas, exhalando sus últimos suspiros después de ocho largos años de Obama y Biden”. Para sustentar su reclamación de salvador de la industria, el candidato ha enfatizado el reciente apoyo (endorsement) de Elon Musk a su campaña, presentando esta alianza como prueba de su éxito previo. Sin embargo, el apoyo de Musk no respalda necesariamente ninguna evidencia. Más parece agregar una capa de ambigüedad en sus últimas declaraciones ante lo que parece una aparente moderación en su retórica.

Por último, Trump ha utilizado la relación de China con la industria de los BEVs para avivar temores, alegando que las fábricas chinas de autos eléctricos se están instalando masivamente cerca de la frontera con México para “construir los autos y enviarlos” [a Estados Unidos, y que “con esta administración, ni siquiera sabrán lo que está pasando”. No hay ninguna evidencia que sustente esta declaración que parece haber sido diseñada para alimentar el miedo y la desinformación sobre la competencia extranjera.



Kamala Harris: consciencia de la realidad

El enfoque de Kamala Harris se centra en acelerar la transición hacia una industria automotriz más sostenible. Bajo el mandato de Joe Biden, se han implementado políticas clave como el Inflation Reduction Act (IRA), que ha destinado miles de millones de dólares a la fabricación de vehículos eléctricos y a la construcción de infraestructura de carga en todo el país. Si Kamala Harris es elegida, es probable que su administración mantenga o incluso aumente los fondos destinados a estos proyectos, fortaleciendo el crecimiento de la industria de vehículos eléctricos.

La Vicepresidenta Kamala Harris agradece a los trabajadores en St. Cloud que fabrican autobuses eléctricos

Kamala Harris ha defendido regulaciones ambientales y de emisiones más estrictas como clave para los objetivos climáticos de EE.UU. Su visión es que los vehículos eléctricos representen el 35% de las ventas de vehículos nuevos para 2030. Hoy tenemos autos de gasolina más eficientes gracias a las regulaciones de la EPA. También se espera que la administración demócrata siga presionando para mantener las normas de emisiones de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y del Consejo de Recursos del Aire de California (CARB), que son más agresivas que las normas federales y que varios estados ya han adoptado.

A nivel internacional, los demócratas han mantenido una postura firme frente a China, continuando las políticas arancelarias de Trump pero con un enfoque más diplomático. Es probable que también sigan defendiendo los derechos laborales en las renegociaciones del T-MEC. Buscan mejorar las condiciones en México sin afectar la relación con los aliados norteamericanos.

El enfoque de los demócratas es de trabajar y fortalecer las relaciones con los aliados, no atacarlos como si fueran el enemigo.



El dilema de los sindicatos y el empleo

Ambos candidatos proyectan su visión de futuro para la industria sobre la base del empleo. Trump apela a los votantes de estados industriales, prometiendo proteger los empleos en fábricas de motores de combustión interna, que la electrificación podría amenazar. En contraposición, Kamala Harris busca fortalecer los sindicatos y garantizar que la transición hacia una industria más limpia se realice sin dejar atrás a los trabajadores, ofreciendo incentivos para la reconversión laboral hacia tecnologías más limpias.Kamala Harris y Tim Walz tienen el apoyo del mayor sindicato de la industria automotriz, la UAW.

En su estilo despectivo y faltón, Donald Trump ha llegado a afirmar que un niño puede hacer el trabajo de los obreros de una cadena de montaje, algo que ha sentado realmente mal a los trabajadores.

Los continuos atraque a las nuevas tecnologías apuntan a un desentendimiento muy profundo de hacia dónde va la automatización en el sentido más amplio.

La industria automotriz de EE.UU. está al borde de un gran cambio. Los resultados de las elecciones de 2024 podrían definir su rumbo en los próximos años. Con Trump, se prevé un regreso al proteccionismo y un freno a la electrificación. Con Kamala Harris, la transición hacia los vehículos eléctricos y la lucha contra el cambio climático seguirían como prioridad.



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