El BMW Serie 7 deslumbra por lujo, tecnología y diseño, pero su reputación en términos de fiabilidad deja mucho que desear. Los problemas eléctricos son habituales y, una vez expirada la garantía, los gastos se disparan, especialmente con la suspensión neumática, que suele fallar con frecuencia. Un coche elegante, pero caro de mantener.
El Jeep Grand Cherokee es muy popular entre quienes disfrutan del 4×4, pero su mecánica no siempre está a la altura. Problemas de transmisión, fallos de motor y averías en el sistema eléctrico son recurrentes. A largo plazo, sus costes de mantenimiento pueden convertirse en un auténtico lastre, haciendo que su versatilidad todoterreno sea un arma de doble filo.
El Mini Cooper conquista a primera vista por su diseño icónico y su divertido comportamiento dinámico. Sin embargo, sufre de fallos mecánicos que impactan directamente en la cartera: problemas de motor, sistema de refrigeración y transmisión encabezan la lista. Además, sus piezas especializadas suelen ser más caras que las de un compacto tradicional, lo que multiplica el gasto en reparaciones.
Aunque pueda parecer una berlina asequible en el mercado de segunda mano, el Chrysler 200 esconde una realidad muy distinta. Sus fallos de transmisión y problemas eléctricos han sido ampliamente documentados, hasta el punto de que el modelo fue descontinuado en 2017. Comprar uno usado puede parecer una ganga, pero los gastos en reparaciones lo convierten en una inversión poco recomendable.
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