El Vauxhall Mokka Electric entra por los ojos gracias a su estética llamativa, pero sus prestaciones dinámicas y rango de batería limitado no convencen a todos. Con la rápida evolución de la movilidad eléctrica, muchos conductores lo cambian en pocos años por opciones con mayor autonomía y mejor rendimiento.
El Citroën ë-C4 tiene un diseño moderno y un enfoque familiar, pero su autonomía real de unos 320 km frente a los 420 km WLTP anunciados genera decepción. Además, sus prestaciones se quedan cortas frente a rivales más recientes, lo que explica por qué es un modelo que muchos propietarios venden antes de tiempo.
El Vauxhall Corsa Electric se presenta como una puerta de entrada al mundo eléctrico a un precio atractivo. No obstante, su autonomía limitada y rendimiento modesto quedan rápidamente superados por las nuevas generaciones de eléctricos. Muchos compradores lo ven como un coche de transición y lo revenden pronto.
Con un diseño musculoso y un motor potente, el Dodge Challenger enamora a primera vista. Sin embargo, su tamaño voluminoso y el consumo elevado lo hacen poco práctico para el uso urbano. Tras la emoción inicial, muchos dueños prefieren cambiarlo por algo más versátil y eficiente para el día a día.
El Jeep Wrangler es un icono del todoterreno, pero su conducción brusca y el bajo consumo de combustible (apenas 20 mpg combinados) lo convierten en un coche incómodo para el día a día. Aunque su valor de reventa es alto —con solo un 30,6% de depreciación en cinco años—, muchos propietarios se cansan pronto de sus limitaciones en ciudad.
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