El Kia Sorento entre 2012 y 2015 sufrió notorios problemas mecánicos, incluyendo fallos de motor y transmisión que ocasionaron reparaciones muy caras. Para muchos clientes, esa etapa fue determinante para descartar la marca en el futuro.
Aunque Kia ha mejorado notablemente en los últimos años, persiste la crítica hacia la calidad de algunos materiales interiores, percibidos como menos premium que en modelos de la competencia. Esa combinación de factores hizo que muchos propietarios prometieran no volver a comprarlo.
El Subaru Ascent, lanzado en 2019, generó ilusión, pero sus primeros propietarios se toparon con serios fallos de transmisión y averías eléctricas. Varias llamadas a revisión acabaron minando la confianza en el modelo.
Si bien Subaru corrigió la mayoría de problemas en ediciones posteriores, el consumo por encima de lo esperado y las malas experiencias iniciales han provocado que algunos dueños renuncien a repetir con este SUV.
El GMC Terrain siempre ha presumido de estilo y confort, pero las unidades fabricadas entre 2010 y 2012 presentaron un consumo elevado y motores poco responsivos, especialmente en versiones de cuatro cilindros.
Además, su sistema de infoentretenimiento fue descrito como anticuado y propenso a fallos de conectividad, lo que deterioró aún más la experiencia de los usuarios. Estos problemas llevaron a muchos a buscar alternativas más fiables.
El Mitsubishi Outlander de 2014 y 2015 fue señalado por su motor poco potente y aceleración pobre, factores que dejaron insatisfechos a numerosos conductores. En un segmento tan competido, ese déficit de rendimiento pasó factura.
Tampoco ayudó su interior, criticado por materiales de baja calidad y un diseño que no justificaba su precio. Aunque las últimas generaciones han evolucionado, el recuerdo de esa etapa aún influye en muchos compradores.
El Volkswagen Tiguan destacó en su lanzamiento por su diseño europeo y acabados sólidos, pero entre 2009 y 2014 muchos propietarios denunciaron fallos en el turbo y problemas eléctricos que derivaban en reparaciones muy costosas.
A ello se sumó un consumo de combustible decepcionante para un SUV compacto, situándose por detrás de sus rivales. Aunque las versiones recientes han mejorado, la huella negativa de esos años sigue pesando en su imagen.
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