El Subaru Ascent presume de buenas prestaciones en seguridad y tracción total, pero su consumo y rendimiento medio no convencen en un mercado cada vez más enfocado en la eficiencia. Aunque es espacioso, la creciente competencia lo empuja hacia una depreciación más acelerada en el mercado de ocasión.
El GMC Acadia ofrece amplitud y una conducción confortable, pero su falta de carácter y fiabilidad media impactan directamente en su valor residual. Con consumidores cada vez más exigentes en materia de seguridad y tecnología, el Acadia no logra destacar, y eso se refleja en sus pobres expectativas de reventa.
El Kia Sorento ha sido una apuesta segura para familias, pero en 2025 sufrirá en reventa. El exceso de oferta en el mercado y la llegada de competidores con más tecnología y eficiencia lo dejarán en desventaja. Además, con la transición hacia híbridos y eléctricos, sus versiones convencionales pierden interés rápidamente.
El Chevrolet Trax se posiciona como un SUV subcompacto de entrada, pero su limitado espacio de carga y un motor poco convincente reducen su atractivo. Aunque su precio inicial es bajo, la depreciación es acelerada, convirtiéndolo en una mala opción para quienes piensan revenderlo en pocos años.
El Dodge Journey ha sido durante años una opción asequible en el segmento SUV, pero su diseño desfasado y falta de equipamiento moderno lo han condenado en la reventa. Su rendimiento y calificaciones de seguridad quedan por detrás de rivales más recientes, lo que hace que los compradores lo eviten en el mercado de segunda mano.
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