No solo los autos se están electrificando.
En la incansable búsqueda de medios renovables y ecológicos para propulsar el transporte, uno de los ejemplos más representativos ha sido y es la acelerada implementación de baterías y motores eléctricos en los autos que transitan nuestras ciudades día a día.
A mas de 100 años de su invención, y luego de una larga espera para encontrar las baterías indicadas, es recién ahora que encontramos ejemplos realmente competitivos de autos que ya sea de la innovadora Tesla o las marcas tradicionales, se están adaptando al tráfico diario y con ellos una pujante infraestructura que aunque en pañales, cada día crece un poco más y permite convencer al público para su adopción.
Muchas veces ese laboratorio donde se experimentan estas nuevas tecnologías automotrices no las encontramos en las calles por las que están siendo diseñadas para transitar, sino un poco más arriba, 12,000 metros más arriba, en la amplitud del cielo, donde el sueño de un par de aventureros se volvió realidad.
El dúo dinámico.
Ellos, Bertrand Piccard, un reconocido psiquiatra y André Borschberg ingeniero y piloto unieron sus fuerzas junto a un talentoso equipo de profesionales para fabricar el primer avión capaz de dar la vuelta al mundo propulsado exclusivamente por el sol.
Luego de 13 años de desarrollo y un arriesgado viaje de más de 16 meses, lo lograron con el “Solar Impulse” un avión experimental equipado con la última tecnología.
17.248 paneles solares repartidos en la parte superior del fuselaje y las largas alas de fibra de carbono permiten que durante el día vuele a una velocidad crucero de 43 millas por hora y por la noche gracias a la electricidad acumulada en sus baterías de litio, sus cuatro motores se encarguen de continuar el viaje en el frío y la oscuridad de la noche.
Recientemente Bertrand Piccard, en su incansable búsqueda de aventuras decidió visitar la Ciudad de México y además de saborear unos deliciosos tacos, visitó las oficinas de ABB, una empresa líder de tecnología suiza, que con su auspicio y colaboración ayudaron a Bertrand y André a planear y desarrollar este viaje que rompió varios récords.
Aplicando lo aprendido
Ya es tradición el “American Solar Challenge” una carrera de autos solares que también pone a prueba estas tecnologías y recientemente Tesla anunció su nuevo techo con tejas solares, cuya energía no solo puede abastecer las necesidades del hogar, sino también recargar el auto y hasta devolver energía a la red de la ciudad, las aplicaciones pueden ser innumerables.
Con los pies (o las ruedas) en la tierra, y gracias a lo aprendido en este tipo de experimentos, es que desde ingenieros independientes trabajando en sus garajes, hasta las empresas más importantes con presupuestos millonarios logran aplicar estas tecnologías e invaluable información para que estemos un poco mas cerca de ese auto que directa o indirectamente nos permita viajar gracias a la energía del sol.
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