Después de quince largos años, Toyota finalmente introdujo la anticipada sexta generación del 4Runner. Aunque fiel a sus raíces, el modelo llega con un rediseño profundo que va desde una opción híbrida hasta más tecnología. Hace unos meses, durante la presentación local, manejé brevemente la versión TRD Off Road no híbrida. Me dejó una buena impresión, pero quedé con la curiosidad de manejar una de las variantes híbridas para poder compararlas mejor
Esta vez me tocó la TRD Pro, tope de línea junto con la Trailhunter. Disponible exclusivamente como híbrida, incluye amortiguadores FOX Racing de 2.5 pulgadas con internal bypass, neumáticos Toyo Open Country de 33 pulgadas, bloqueo electrónico de diferencial y casi todos los gadgets todoterreno de Toyota. Revestida en el exclusivo color Mudbath, su precio sugerido (MSRP) es de $83,965.
La gran pregunta: ¿valió la pena la década y media de espera? ¿Es la TRD Pro la mejor versión del 4Runner?
Al principio, no estaba del todo convencido con el nuevo diseño. Aunque aprecié detalles retro como la ventana lateral trasera que se extiende al techo, seguía viendo demasiado de la Tacoma en la parte frontal. Con el tiempo, cambió mi percepción. En versión TRD Pro, con carrocería más ancha y neumáticos enormes, luce mucho más imponente. El 4Runner ha crecido considerablemente, ya es casi tan ancho y alto como la Sequoia, aunque un poco más corto.
A diferencia del TRD Pro anterior, que apenas se diferenciaba de un 4Runner estándar salvo por colores especiales, este modelo se ve más especial. Sus luces diurnas ámbar, acentos rojos, neumáticos agresivos y abundantes logos TRD le dan una vibra casi “Raptorizada”. Podría decirse que son demasiados emblemas TRD, pero esto no es un vehículo para ser discreto. Acceder a la cabina es complicado por la altura, especialmente para pasajeros de baja estatura. Unos estribos laterales resultan casi imprescindibles. Aun así, creo que Toyota logró una evolución moderna y fiel a la esencia del 4Runner.
La cabina anterior era funcional, pero ya lucía como de otra época. Ahora el interior comparte gran parte con la Tacoma, lo que significa un salto en diseño, calidad y tecnología. El tablero y la consola son simples y lógicos, con botones grandes y perillas físicas. Los materiales priorizan durabilidad sobre lujo, lo cual resulta coherente con lo que este vehículo busca proyectar. La palanca de cambios con cable mantiene la vibra clásica, algo raro en tiempos de selectores electrónicos. El centro de atención es la pantalla táctil de 14 pulgadas con Entune 3.0, el más reciente infoentretenimiento de Toyota. La respuesta es más rápida, los gráficos mejor definidos y una interfaz más amigable al usuario. Si bien la altura puede ser un inconveniente para montarse, la recompensa es una posición de manejo que te hace sentir dueño de la carretera.
No todo es perfecto. La batería híbrida ocupa espacio bajo el maletero, elevando el piso cuatro pulgadas y reduciendo la capacidad en unos seis pies cúbicos. No obstante, con 42.9 pies cúbicos, sigue siendo un espacio amplio y útil. Otro detalle a considerar es que elimina la opción de tercera fila. De todas formas, modelos como la Grand Highlander son mejores alternativas para familias grandes. A diferencia de la Tacoma, la TRD Pro no utiliza los asientos “ISO Dynamic”, lo que resulta en más espacio.
El nuevo 4Runner ofrece dos variantes del motor de cuatro cilindros turbo de 2.4 litros. Una desarrolla 278 hp y 317 lb-pie. La segunda, llamada i-Force Max, añade un motor eléctrico de 48 hp, para un total de 326 hp y 465 lb-pie. La mejora frente al anterior V6 no es poca cosa : 56 hp y 187 lb-pie adicionales. El consumo también mejora entre 5 y 7 mpg según la versión.
En la carretera, el pico de torque ya está desde apenas 1,700 rpm, similar a un turbodiésel. La respuesta es inmediata gracias al motor eléctrico, que cubre el turbo lag. Las transiciones entre electricidad y gasolina son suaves, más bien solo se pueden escuchar por el sonido del escape TRD. La transmisión automática de ocho velocidades funciona con suavidez y es muy hábil escogiendo el cambio correcto, evitando el gear hunting.
En carretera, la TRD Pro se comporta como un SUV de la vieja escuela, pero con matices positivos. La TRD Pro es alrededor de 600 libras más pesada que una versión no híbrida equivalente. Sin embargo, eso no resultó ser un impedimento para que se sienta hasta un tanto entretenida de manejar, aún en curvas. Quedé gratamente sorprendido por lo comucativa que resultó ser la dirección aún con neumáticos todoterreno.
Por lo general, los neumáticos todoterreno tienen un desempeño bastante pobre en la carretera pero la 4Runner lo maquilla muy bien. La suspensión TRD Pro es firme, pero nunca incómoda. Es fácil recordar que es un SUV basado en una plataforma de pickup. El aislamiento acústico tampoco es su fuerte: neumáticos y escape generan bastante ruido. Dicho eso, es bueno recordar que la rudeza siempre ha sido parte de la esencia del 4Runner desde sus orígenes.
Durante mis días de prueba promedió 17.9 mpg. No es un SUV muy eficiente, aunque sí lo es si se compara al V6 anterior. El motor eléctrico en e i-Force Max está para aportar torque, ahorrar combustible es secundario.
Rivalidad entre hermanos
La competencia más dura para el 4Runner viene de su propia familia. El Land Cruiser comparte plataforma y motor, aunque de fábrica es menos capaz en off-road por sus neumáticos de calle. Depende de tus gustos, tal vez te inclines más por su diseño retro en lugar del más tradicional del 4Runner.
Por el lado más lujoso está la Lexus GX550. Por un precio no mucho mayor, $2,550 para ser exacto, ofrece un V6 twin turbo de 3.4 litros más potente y refinado, mejores terminaciones interiores y el prestigio del emblema Lexus.
Un rediseño bien logrado
El Toyota 4Runner 2025 moderniza un ícono sin traicionar su herencia. La TRD Pro atrae por su apariencia y capacidades, pero su precio en Puerto Rico de $83,965 sin duda la pone más al alcance de unos pocos que de unos muchos.
Sin embargo, no todo son malas noticias. Muchas de las versiones inferiores ofrecen gran parte de lo que ofrece la TRD Pro por mucho menos dinero. Por ejemplo, la TRD Off Road ofrece una gran capacidad fuera del pavimento por una suma de $23,810 menos que la TRD Pro. Ese ahorro equivale a 86% del precio de un Corolla LE. Aunque menos refinado que un SUV unibody como el Highlander, el 4Runner tiene más personalidad que cualquier Grand Highlander o inclusive RAV4. Es como manejar un SUV de la década de los 90 pero con tecnología y seguridad moderna. Además, ahora hay opciones para distintos presupuestos, con precios desde $49,730 por la SR5 4×2.
Si buscas el 4Runner más capaz y con más actitud, la TRD Pro o la Trailhunter son el 4Runner ideal para ti. No obstante, si prefieres irte un poco más módico, la amplia gama de versiones significa que con gran probabilidad hay una 4Runner que cumple con tus necesidades y presupuesto.
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