Javier Fueyo

En el año de 1963 Ford llevó un nuevo auto a LeMans para patearle el trasero a Ferrari, pues el óvalo azul quería comprar al cavallino rampante, y cuando sólo faltaba una firma, Enzo Ferrari le dio un portazo a Ford. La venganza no funcionó en el 63, ni en el 64, y tampoco en el 65. Pero para el 1966 el Ford GT40 había tenido una gran modificación gracias a Caroll Shelby que le permitió subir al podio (en 1°,2° y 3° puesto) durante 3 años consecutivos. La venganza funcionó, y Ford también hizo un legendario auto, probablemente el mejor auto de carreras-calle de Norteamérica.

Varias décadas después, en 2002,  la genialidad de Camilo Pardo recordó las hazañas con el Ford GT40 Concept, que pasaría a la producción poco tiempo después con ligeras modificaciones y como ‘GT’ a secas. No fue un éxito en ventas, pero al menos consiguió que cuando lo veíamos en la calle, nos pareciera más exótico más que un Ferrari F430.

Estas no son las únicas obras importantes de Pardo, pues tuvo un lápiz de oro en el Thunderbird y Lincoln LS, como en todos los vehículos eléctricos de Ford. En Europa también ha tenido relevancia, pues ha trabajado en los centros de diseño de la marca en Turín (Italia) y Colonia (Alemania).

El espectacular Ford GT90 Concept de 1995 materializó las capacidades de Pardo, que demostraría después en otros autos. Por ejemplo, la versión extradeportiva del Mustang de generación pasada, el Mustang SVT Cobra. También el Mustang GT-R.

El diseñador de Ford no ha dicho aún que hará próximamente, pero puedes disfrutar de la fotogalería con sus ‘bebés’.