Javier Fueyo

El modelo SHO nos acompañó desde 1989, cuando el Taurus era la referencia indiscutida del segmento, y se produjeron cerca de 100.000 ejemplares hasta 1999, cuando el auto perdió el liderato ante dos competidores de oriente: el Toyota Camry y el Honda Accord. Estos dos modelos, si bien no eran tan potentes, eran más rendidores y contaban con mayor calidad.

En su época, el Taurus SHO (Super High Output) fue uno de los autos favoritos de los norteamericanos por su grandioso ímpetu combinado con la utilidad de un sedán de tamaño completo. Este auto de Ford dejó un legado. Incluso hoy existe un club de fans en Internet con más de 10,000 usuarios que pidieron, formal e informalmente, el regreso de su amado modelo.
Ford hizo caso a su petición y la nueva generación del modelo espera regresar al corazón del consumidor estadounidense y tocar nuevas puertas gracias a su eficiencia y atractivo diseño, y es que tiene con qué. En un mismo auto se consigue suficiente lujo y equipamiento, potencia de sobra, espacio para todo y un inmenso baúl, líneas modernas y calidad de construcción destacable.

Un motor de última generación

Está claro que Ford no podía darle una nueva vida al Taurus SHO con un propulsor V8 muy potente, pero poco amable con el combustible y medianamente pulido, pues precisamente por esta configuración el modelo fue perdiendo fuerza. Los clientes amaban a su sedán potente, no a su sedán con motor V8. Ford cayó en cuenta que lo que se necesitaba el Taurus SHO eran importantes prestaciones sin importar el número de cilindros (es un auto familiar, no un Mustang), y por ello decidió incorporarle su última joya de ingeniería: el motor EcoBoost.
Este singular propulsor tiene 6 cilindros colocados en V con un desplazamiento de 3,5 litros. Gracias al doble turbo y a la inyección directa se consiguen 365 HP a 5.500 rpm (10 más que en el resto de motores EcoBoost), que se complementan con las 350 lb-ft de torque que están presentes desde las 1,500 hasta las 5,250 vueltas. Sobre el papel, el auto promete ser muy contundente.

Este cambio de motor tiene cierto trasfondo importante. El típico comprador norteamericano, amante de los sedanes grandes o de las SUV tipo Chevy Tahoe/Ford Expedition siempre ha tenido V8 y rara vez ha conducido un auto con turbo, y menos aún, con inyección directa. Es un paradigma difícil de romper pues lucha contra la tradición, pero gracias a los argumentos que Ford propone, los clientes terminarán rendidos a sus pies. La inyección directa hace que la pérdida de combustible gracias al proceso térmico sea menor, es decir, su mpg es mejor. Además, en un ritmo constante por la autopista los turbos no trabajan tanto y consumirá como un V6, un V6 eficiente. Al momento de acelerar y de recuperar velocidad los dos compresores hacen que la respuesta sea más inmediata. De esta manera obtenemos un sedán que se mueve mejor en cualquier rango de velocidad y con un consumo óptimo (no esperes la autonomía de un Toyota Corolla, son 365 galopantes caballos bajo el acelerador).

No olvidemos que al bloque del Ford Taurus SHO lo acompaña una transmisión automática de 6 velocidades adelante con cambio secuencial tras levas en el volante (más diversión en tus manos). Cuenta con un dosificador de torque especialmente trabajado para este auto, gracias al cual se le puede poner la mayor dosis de potencia a las cuatro ruedas. He ahí la otra novedad: tracción total. Como es un auto para el entusiasta con familia, probablemente no sea el más experto corredor, pero gracias a las dimensiones del auto y a las cifras de potencia y torque, lo mejor es tenerlo todo bajo control. También asiste el RSC AdvanceTrack (control de estabilidad), control de tracción, ABS y EBD, como en todos los Taurus.

Lo que sí tiene el SHO respecto a sus hermanos es el EPAS, que es un sistema que actúa sobre la dirección para darle un tacto más deportivo –que permite mayor control sobre el auto-. El tarado de las suspensiones también varían, ahora es algo más dura y los muelles son más cortos, pero si no es suficiente, con agregarle el Perfomance Package por algunos dólares extra, la situación mejora aún más. Los rines son de 19 pulgadas adelante, mientras que el labrado de los neumáticos Goodyear Eagle F1 son para uso deportivo (fácilmente los podrías poner en un Corvette), Ford ofrece Michelin Pilot Sport sobre rines de 20 pulgadas como opción. Los frenos también reciben atención y no sólo cuenta con discos de mayor tamaño y más resistentes a la fatiga, sino con pistones más preciso.

Clase y distinción
Atrás quedó el Ford Taurus SHO con imagen de ‘papá con esteroides’. Las diferencias en la carrocería del buque insignia de la marca respecto a los Taurus menos potentes son más sutiles y de buen gusto. Los pincelazos empiezan con los rines de aleación, más grandes que los normales. La parrilla delantera está cromada y oscurecida y tiene aberturas diferentes, muy modernas por cierto.

Las luces delanteras también están oscurecidas. El conjunto óptico trasero cuenta con carcasas diferentes. Hay también un pequeño alerón sobre el baúl, un par de insignias y escape doble que identifican al Ford Taurus SHO como un auto con performance muy deportivo.
El interior también recibe interesantes y sutiles modificaciones. La tapicería, en cuero por supuesto, es de dos tonos y hay inserciones en aluminio cepillado, como en un verdadero deportivo. Los pedales y el descansapie también cambian, mientras que hay uno que otro detalle en los plásticos que elevan la calidad percibida del habitáculo. El cuadro de instrumentos tiene un trasfondo diferente y los indicadores son más completos.

Como detalle nostálgico nos encontramos con el tono verde esmeralda exclusivo para el Taurus SHO. Este fue el color icónico del SHO en 1992, el mejor año del modelo.

Elementos por doquier
El Taurus SHO no sólo pretende conquistar por su planta de poder sino con suficiente equipamiento. Hay varios elementos destacables como el acceso sin llave y el encendido por botón. Está el sistema MyKey, bastante útil para el vallet parking o para los hijos adolescentes, ya que te permite controlar la velocidad máxima, volumen del estéreo y otras funciones gracias a un código.

No podía faltar el Ford SYNC, aquel sistema de entretenimiento desarrollado por Microsoft. Como bien sabemos, se puede controlar la agenda del teléfono y varias funciones del radio por medio del reconocimiento de voz, pero este además cuenta se sincroniza con el GPS.
Otros elementos del Ford Taurus SHO son los asientos eléctricos (en 10 vías y con memorias) en piel bi-color, espejos retrovisores con mando remoto y desempañador, alarma con control a distancia, 6 airbags, sistema de sonido con subwoofer, techo eléctrico, sensores de luz, agua y estacionamiento, aire climatizado de dos zonas, sistema de ambientación interior MyColor y gran número de utilidades menores. Se puede equipar con GPS, cámara de reversa, control de crucero adaptativo, sistema BLIS para detectar los ‘ángulos muertos’, alerta de cambio de carril involuntario y otros tantos.

El nuevo ícono de Ford tiene un MSRP base de 37,170 dólares, a los cuales hay que sumarle $825 por cargos de destinación y envío. Si lo comparamos con el modelo base que vale $25,170, e incluso con el Limited con tracción total (pero sin el motor EcoBoost) de $33,020, no parece ser una ganga, pero definitivamente si es un auto muy seductor y único gracias a su tamaño imponente, bella estampa, equipamiento completo y un potente y ecológico propulsor, que será la pieza fundamental para que el Taurus SHO ‘reviva’ en USA y retorne al importante lugar que tuvo en a finales del siglo XX.