En autopistas y carreteras largas, el uso del control de crucero puede marcar una gran diferencia. Según el DOE, mantener una velocidad constante con el control de crucero ayuda a ahorrar gasolina, ya que previene fluctuaciones innecesarias en la aceleración y frenado. Esta técnica es ideal para mantener la eficiencia en viajes largos, especialmente si conduces de manera frecuente por carreteras abiertas.
El relentí (dejar el motor encendido mientras no conduces) es un hábito que muchos no piensan dos veces, pero es un desperdicio de gasolina. Según Walden y el DOE, si vas a estar parado más de 1 minuto, es más eficiente apagar el motor y volver a encenderlo cuando lo necesites. De hecho, arrancar el motor consume tan solo 10 segundos de combustible, lo que significa que no es necesario mantener el motor encendido durante mucho tiempo para ahorrar en gasolina.
Una de las maneras más sencillas de ahorrar dinero en combustible es respetar los límites de velocidad. El DOE afirma que a partir de los 50 mph (80 km/h), la economía de combustible disminuye drásticamente. Cada 5 mph que conduces por encima de esa velocidad, estás pagando como si el galón de gasolina costara $0.27 más. Reducir la velocidad no solo es más seguro, sino también mucho más económico a largo plazo.
El Departamento de Energía de EE. UU. (DOE) confirma que una de las maneras más efectivas de ahorrar gasolina es evitar las aceleraciones rápidas y los frenazos abruptos. Estos hábitos no solo son peligrosos, sino que también desperdician combustible. Conducir de forma más controlada y constante puede aumentar significativamente tu eficiencia de combustible, lo que se traduce en menos visitas a la gasolinera y, por lo tanto, en un ahorro sustancial al final del mes.
La forma en que conduces influye directamente en el consumo de combustible. Según Robert Walden, mecánico experimentado y fundador de Vehicle Freak, una conducción suave puede reducir significativamente los gastos en gasolina. Evitar aceleraciones bruscas y frenar de manera agresiva ayuda a optimizar el rendimiento de tu vehículo. Este tipo de conducción puede mejorar tu economía de combustible entre un 15% y 30% en carreteras y entre 10% y 40% en tráfico urbano.
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