El Ford GT90 fue un superdeportivo espectacular de los años 90, con un motor V12 de 6.0 litros y cuatro turbocompresores que entregaban 720 caballos de fuerza. Con una velocidad máxima teórica de 378 km/h, este prototipo tenía todo lo necesario para competir con los más grandes superdeportivos de la época. A pesar de su impresionante especificación técnica, el costo de producción y el precio elevado, que habría tenido que estar en la misma liga que el Ferrari F50 o el McLaren F1, hicieron inviable su producción. Sin embargo, su legado perdura en el Ford GT de 2005, que nació como una versión más accesible, pero con la misma inspiración técnica.
El Cadillac Sixteen fue una pieza de ingeniería impresionante, con un motor V16 de 16 cilindros y una potencia de 1000 caballos de fuerza. Este sedán de lujo de 13.6 litros parecía el modelo perfecto para competir con marcas como Rolls-Royce y Maybach. Sin embargo, el alto costo de producción y las dificultades financieras que atravesaba General Motors en la década de 2000 hicieron que el Sixteen no viera la luz. A pesar de ello, el diseño y la tecnología del Cadillac Sixteen influyeron en los futuros modelos de la marca, como el diseño de faros verticales y superficies nítidas, que fueron adoptados en modelos posteriores.
El Bugatti 16C Galibier fue una tentativa de la marca para diversificarse y ofrecer un sedán de lujo de altas prestaciones. Con un motor W16 de 8.0 litros y una tracción integral, el Galibier era una mezcla de tecnología de vanguardia y lujo extremo. Aunque el prototipo impresionó a todos en su presentación, los cambios internos dentro de la dirección de Bugatti y las preocupaciones sobre su diseño hicieron que el modelo fuera cancelado en favor del Chiron. El Galibier se mantuvo como un concepto que muchos deseaban, pero que nunca llegó a materializarse debido a las dudas sobre su viabilidad comercial.
El BMW E25 Turbo fue un adelanto de lo que luego sería el BMW M1. Con un motor central y una carrocería de composite, el E25 parecía un automóvil de carreras para la calle. Este prototipo estaba equipado con sistemas de frenado avanzados, como el radar para evitar colisiones, algo que anticipaba la seguridad moderna. Aunque BMW lo mostró en salones de automóviles y fue bien recibido, el modelo nunca llegó a producirse debido a la alta complejidad de fabricación y las prioridades cambiantes de la marca. Sin embargo, el E25 sigue siendo una influencia clara en los diseños y en la filosofía de la marca.
El Aston Martin Bulldog fue una propuesta radical que destacaba por su diseño futurista y su rendimiento sobresaliente. Con una carrocería de forma cúbica y puertas de ala de gaviota, el Bulldog llevaba la exclusividad a un nivel extremo. Equipado con un motor V8 biturbo de 5.3 litros, prometía alcanzar una velocidad de 381 km/h, una cifra impresionante para la época. A pesar de su potencial, el alto costo de producción y las dificultades económicas de Aston Martin hicieron que el proyecto fuera cancelado. Hoy en día, solo existe una unidad restaurada que ha sido incluso exhibida en el Pebble Beach Concours d’Elegance, demostrando la atemporalidad de su diseño.
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