El Cadillac Lyriq es, sobre el papel, un SUV eléctrico de lujo con gran autonomía, interior refinado y buen rendimiento. Sin embargo, su sistema de infoentretenimiento sufre problemas de lentitud y conectividad, lo que empaña la experiencia premium que la marca promete. Aunque no es un mal coche, sus carencias lo alejan de la excelencia que debería ofrecer en su segmento.
La Chevrolet Silverado EV tiene los ingredientes para ser una de las pick-ups eléctricas más competitivas, pero su primera tirada de producción está plagada de fallos electrónicos y problemas de control de calidad. Es un modelo prometedor, pero todavía inmaduro. Los expertos recomiendan esperar un par de años para que Chevrolet pula los detalles antes de invertir en ella.
El Rivian R1T fue recibido como una revolución en el segmento de las pick-ups eléctricas, pero los problemas de software y la escasa infraestructura de servicio postventa han empañado su reputación. Aunque sus capacidades todoterreno son notables, los fallos técnicos recurrentes generan más dolores de cabeza que satisfacciones. Una apuesta arriesgada para quienes buscan tranquilidad.
El regreso del Hummer en formato eléctrico sorprendió al mundo, pero el resultado no ha convencido. El GMC Hummer EV es un mastodonte que consume demasiada energía, cuesta una fortuna y resulta poco práctico para el día a día. A pesar de su potencia descomunal, queda en evidencia frente a rivales más equilibrados. Un ejemplo claro de que “más” no siempre significa “mejor”.
Aunque no es un eléctrico puro, el Jeep Grand Cherokee 4xe se vende como una alternativa híbrida enchufable para reducir consumos. La realidad es distinta: su complejo sistema híbrido ha mostrado múltiples fallos mecánicos y numerosas llamadas a revisión, incluso con bajo kilometraje. Si buscas fiabilidad en tus desplazamientos, este SUV no es la mejor opción.
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