Con más de 820,000 unidades vendidas, el Mazda CX-3 ha sido un éxito rotundo, a pesar de su salida del mercado estadounidense en 2020. Este pequeño SUV se destacó por su diseño compacto y su excelente maniobrabilidad, convirtiéndose en una de las opciones más atractivas para quienes buscan un SUV compacto, económico y con una excelente relación calidad-precio. Además, su calidad interior de alta gama y su rendimiento eficiente lo hicieron popular entre los consumidores. Aunque su producción sigue activa en otros mercados, el CX-3 sigue siendo un favorito entre aquellos que buscan un vehículo pequeño pero robusto.
El Mazda RX-7 ha sido uno de los modelos más emblemáticos de la marca, vendiendo más de 812,000 unidades a lo largo de sus tres generaciones. Con su motor rotativo Wankel de 1,3 litros, el RX-7 fue uno de los deportivos más ágiles y ligeros de su época, ofreciendo un rendimiento excepcional en pistas y carreteras. Su chasis y su motor rotativo siguen siendo admirados hoy en día por los entusiastas del automóvil, y sigue siendo considerado uno de los deportivos más finos de los años 80 y 90. Sin duda, el RX-7 consolidó a Mazda como un fabricante de coches deportivos de renombre mundial.
Con más de 692,000 unidades vendidas, el Mazda CX-30 ha sido una de las mayores sorpresas de Mazda en la última década. Este crossover compacto ha demostrado que Mazda sabe hacer vehículos elegantes y divertidos de conducir, a pesar de no ser tan grande como otros competidores en el segmento. Su interior premium y sofisticado lo hace destacar, y el modelo con turbocompresor es especialmente atractivo para quienes buscan una experiencia de conducción aún más dinámica. Un coche que ha conseguido encajar perfectamente entre los consumidores que buscan diseño y rendimiento en un SUV compacto.
Más de 260,000 unidades vendidas entre 1959 y 1969, el Mazda K360 fue un vehículo de tres ruedas que marcó la diferencia en la industria automotriz japonesa. Su motor de 0,3 litros y su transmisión de tracción trasera eran muy simples, pero su impacto económico fue crucial para la reconstrucción de Japón después de la Segunda Guerra Mundial. El K360 es un claro ejemplo de cómo Mazda jugó un papel fundamental en el inicio de la industria automotriz japonesa, antes de dar paso a vehículos más sofisticados y con motores rotativos.
Un total de 158,000 unidades vendidas lo convierten en uno de los modelos más representativos de Mazda. El Mazda RX-8 llegó como sucesor del icónico RX-7 y se destacó por su motor rotativo Renesis. A pesar de su diseño atractivo, con las llamativas puertas suicidas y su espacioso interior, el RX-8 sufrió por un motor poco fiable que consumía mucho combustible y aceite. Este modelo se convirtió en un referente de Mazda, pero su fiabilidad no alcanzó las expectativas. A pesar de ello, es recordado por muchos como uno de los deportivos más innovadores de su tiempo.
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