Un icono de la automoción y con razón. Sin embargo, el Porsche 911 sigue arrastrando el problema de sus plazas traseras minúsculas, prácticamente inútiles, y un precio que se dispara con los opcionales. Fantástico de conducir, pero poco racional para el día a día.
Con motor central, 490 CV y un diseño espectacular, el Corvette parece una ganga comparado con superdeportivos europeos. Pero sus acabados interiores y ciertos problemas de fiabilidad lo hacen menos recomendable de lo que aparenta. Mucha potencia, pero no tanta calidad en los detalles.
Es cierto que el Porsche 718 ofrece un habitáculo de calidad, gran fiabilidad y conducción sublime. Pero dentro del segmento, muchos lo consideran un “hermano pequeño” del 911 que no termina de justificar su coste. Un deportivo divertido, pero con menos prestigio del que pretende.
El BMW 8-Series impresiona a primera vista, ya sea en su versión coupé, gran coupé o cabrio. Sin embargo, su precio desorbitado y el hecho de que modelos más baratos de la propia marca (como el Serie 5 o el Serie 7) ofrezcan mejor equipamiento lo dejan en mala posición frente a la competencia.
Ligero, divertido y con gran diseño aerodinámico, sí. Pero el MX-5 Miata es demasiado limitado en espacio interior y maletero, lo que lo convierte en un coche poco práctico. Ideal para escapadas cortas, pero no para quienes buscan algo más versátil.
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