DATOS DEL TRAMO:
Pilotos: Gilberto Samperio y Santiago Calcagno
Al volante: Santiago Calcagno
Punto de inicio: Hotel Puerta del Sol, Ciudad de David, Panamá
Punto de arribo: Hotel Best Western Quepos, Quepos, Costa Rica
Distancia total: 275km (dato registrado por el GPS)
Tiempo transcurrido: 9 horas (dato registrado por el GPS)
Velocidad media total: 31km/h (dato registrado por el GPS)
Altura sobre el nivel medio del mar: 300 hasta 0 m.s.n.m.m. (dato registrado por el GPS)
AL VOLANTE DE LA TIGUAN
Miércoles, me siento al volante de la Tiguan para afrontar el primer cruce fronterizo y tratar de llevarla de vuelta a México. Arranco, ajusto asiento y espejos, quito el freno de estacionamiento con la palanquita electrónica y pongo la transmisión en D para abandonar el garage del hotel en David. La SUV de VW se siente ágil y a la vez potente, el acelerador es algo sensible en bajo régimen pero es algo normal a lo que uno se acostumbra pronto. Salimos a la carretera rumbo al a frontera. Todo está en orden y la Tiguan fluye por el asfalto con soltura y autoridad, acaparando miradas y uno que otro “¡Hey México!”.
LA PRIMERA SIEMPRE FUE LA MÁS FÁCIL
Paso Canoas es el principal cruce fronterizo terrestre de Panamá, de hecho no hay otro si uno viene por carretera. Es bastante ajetreado, aunque sería el cruce menos tardado de toda nuestra travesía. Como en todas las fronteras centroamericanas allí siempre encontrarán un enjambre de tramitadores dispuestos a ayudar y ganarse una propina en el proceso. La ayuda no sólo es útil sino necesaria, ya que a menudo uno encuentra precarias instalaciones migratorias y aduanales donde es casi imposible adivinar en qué orden y con qué papeles y copias hay que recorrer distintos edificios y ventanillas. En algunos puntos los tramitadores están coludidos con los agentes y es la única manera de cruzar rápido. Pero recibir ayuda no significa delegar todo el trámite y entregar documentos a un desconocido. Como viajero uno nunca debe ponerse en una situación vulnerable y los tramitadores generalmente entienden la reticencia y precauciones que uno toma. También aquí abundan los cambistas, con sus fajos de billetes y tipos de cambio tragicómicos: que dan risa si venías preparado o inducen llanto si no tienes alternativa y no llevas dólares en billete chico.
La Tiguan es un verdadero imán para los tramitadores, por lo que no cuesta trabajo elegir a nuestro asesor personal en burocracia fronteriza.
PARAÍSO CENTROAMERICANO
Recorrer Costa Rica por la costa del Pacífico es una experiencia increíble, con paisajes tropicales, parques naturales con fauna variada, playas e incluso desarrollos residenciales turísticos de primer mundo. Además uno evita la sinuosa y peligrosa subida a su capital, San José, que no valía la pena comparado con este paraíso.
Salimos de Paso Canoas pasado el mediodía y tras recorrer 95 km en poco más de una hora, abandonamos la Carretera Panamericana justo antes de llegar a Puerto Cortés, para mantenernos cerca de la costa del Pacífico. En 15 minutos ya estábamos contemplando el color del mar y comprobamos que las carreteras panameñas son mejores que las ticas, pero las playas ticas son muy superiores a las panameñas. En nuestra ruta hacia Dominical vimos numerosos desarrollos inmobiliarios para turismo residencial norteamericano. Es sabido que Costa Rica es un lugar favorito de jubilados y baby-boomers que buscan residencias para vacacionar en el trópico. Pero este camino nos depararía un encuentro carretero inesperado.
¿QUÉ HACES AQUÍ HERMANO?
Faltando unos veinte kilómetros para llegar a Dominical nos rebasan tres motocicletas cuyos tripulantes observan detenidamente las calcomanías de la Tiguan y comienzan a saludar de una manera efusiva. Son dos Harleys y una BMW. De pronto Gilberto me dice:
–“Traen placas de México”-
-“Con razón…” le respondí, y efectivamente había notado varios elementos mexicanos en estas motos.
–“Esta va a ser la nota del día para nuestros compañeros de Motoci”- Agregué, en referencia a la revista hermana MOTOCICLISMO Panamericano. La verdad me puse my contento con este avistamiento y no los quería dejar ir. Soy también motociclista de ruta y me identifiqué de inmediato con estos viajeros provenientes de nuestro querido México. De hecho estaba buscando la oportunidad para detenernos y platicar.
Los dejamos rodar un rato delante de nosotros mientras atravesábamos unos paisajes costeros que dejaban boquiabierto a cualquiera y luego, en un claro aproveché la buena respuesta de la Tiguan para acelerar y de un tirón nos emparejamos con el de adelante. Así, lado a lado Gilberto bajó el vidrio de su lado y empezó una plática en movimiento con el que pilotaba la Harley-Davidson Electra Glide Ultra Classic que guiaba al resto. Las otras dos eran una Harley Heritage Softail Classic y una BMW K1200LT.
–“¿Vienen de México?”– Preguntó el motero.
–“No, de Panamá, pero vamos a México”– Respondió Gilberto. La charla continuó hasta que agregué.
–“Vamos a buscar un lugar adelante para detenernos y tomarnos unas fotos.”-–-“Ustedes pasen adelante y elijan el sitio”-
Ellos eligieron el entronque en Dominical, donde el camino se bifurca entre la terracería que lleva a Quepos por la costa y la carretera que lleva de regreso a la Panamericana, que va hacia San José por Cartago. Allí nos detuvimos a conversar con estos paisanos que resultaron ser del Latin American Motorcycle Association, edición México DF. Ellos venían también de Panamá y estaban haciendo un tour al que llamaron “Tequila Run”. Hasta nos regalaron unas playeras alusivas a esto. Después de que ellos se tomaran unas fotos con la Tiguan y de contar algunas anécdotas de viajes, nos despedimos y cada quien siguió su camino. Ellos se fueron por la derecha hacia San José y nosotros tomamos la terracería que lleva a Quepos y el parque nacional Manuel Antonio.
Los 40 km de terracería están en bastante buen estado, ha sido nivelada con maquinaria, de modo que es transitable para autos y motos. El principio es ligeramente rústico, pero mejora conforme se avanza. Encontramos varios tramos en obra con máquinas trabajando y rudimentarios puentes sobre riachuelos. Varios de éstos se encontraban en obra para ser remplazados por otros de concreto. El camino está más transitado de lo que pudiera uno esperar, sobre todo por los vehículos de carga, pero vale la pena recorrerlo en lugar de tener que subir y luego bajar a San José. Tal vez en un par de años esta ruta quede totalmente pavimentada, ya que comunica un corredor turístico que se encuentra en pleno auge. De hecho, por este camino se pasa al lado del aeropuerto Quepos-La Managua, que recibe una gran cantidad de visitantes.
Con la Tiguan surcamos este camino pedregoso de tierra a buen paso. Sin duda es una SUV con personalidad múltiple, porque a pesar de su aspecto “urbanita” y su transmisión 4×2, es capaz de moverse con soltura en casi todo tipo de terreno como comprobaríamos más adelante al meterla en las bellas playas ticas. Esta tarde, decidimos hacerle unas fotos apuntando al mar y casi se nos atasca en la fina arena al tratar de retroceder una vez que habíamos terminado. Afortunadamente la Tiguan no teme al mar y avancé con ella hacia la arena mojada por las olas para dar una elegante vuelta en U bajo la mirada de decenas de bañistas, que no están acostumbrados a ver este tipo de fauna marina. De ese modo y con las indicaciones de Gilberto, que se había bajado, pude tomar el impulso necesario para pasar la trampa de arena entre una valla de palmeras, de un tirón.
Habíamos llegado a Quepos, esta es la provincia de Puntarenas en la costa pacífica, a unos 160 km de San José. Es la antesala del Parque Nacional Manuel Antonio, nuestro objetivo del día. Esta región debe su nombre a los nativos Quepoas y tras el polvoriento camino pedregoso la sensación que tenemos es de llegar a un oasis en el paraíso. No es para menos, ya que este lugar se encuentra entre los más hermosos de toda Costa Rica, con su selva húmeda tropical densa y rica en fauna, sus arenas claras y un mar azul intenso enmarcado por montañas bajas. Además hay mucha diversión, como es de esperar en todo lugar turístico. Desde pesca deportiva hasta vida nocturna, tanto en el propio Quepos como en el poblado de Manuel Antonio (a 6 km entre sí). Optamos por pasar la noche aquí, una decisión fácil.