El Jimny ha ganado popularidad entre los fanáticos de los vehículos todoterreno gracias a su robustez y diseño característico. En Japón, el modelo kei del Jimny es más pequeño y ligero que la versión global, con una carrocería que mide apenas 3,3 metros de largo y un motor turboalimentado de 0,66 litros. Este modelo, a pesar de su tamaño compacto, mantiene la esencia del SUV todoterreno, con un sistema de tracción a las cuatro ruedas y un chasis de escalera que lo hace ideal para la conducción fuera de carretera.
Los desafíos de llevar un kei Jimny a EE. UU.
A pesar de ser el modelo perfecto para las normas kei, el Jimny enfrenta varios obstáculos para llegar a EE. UU.. Las regulaciones de seguridad son el principal reto. Las normativas de tamaño, estructuras de choque y protección a peatones dificultan la venta de vehículos pequeños y estrechos como el Jimny en el mercado estadounidense. Además, aunque el Jimny ha mejorado en términos de tecnología de seguridad, las diferencias en los estándares de seguridad y las pruebas de choque siguen siendo un gran desafío.
La cultura automovilística de EE. UU. no está hecha para los kei
Los autos kei prosperan en ciudades densamente pobladas de Japón, donde los vehículos compactos son ideales para el tráfico y la movilidad. Sin embargo, en EE. UU., el mercado está dominado por camionetas y SUVs de gran tamaño, y la preferencia por los vehículos de mayor capacidad y espacio en carretera hace que los autos kei, como el Jimny, sean menos atractivos para los consumidores estadounidenses. La falta de infraestructura adecuada y el alto costo de importación, conversión a conducción a la izquierda y las regulaciones de seguridad complican aún más la viabilidad del proyecto.

¿Un regreso posible del Jimny a EE. UU.?
Aunque la locura por los autos kei parece estar creciendo en EE. UU., el regreso del Suzuki Jimny sigue siendo una fantasía lejana. El entusiasmo de Trump por estos vehículos podría haber despertado el interés de muchos, pero la realidad práctica y los obstáculos normativos continúan siendo demasiado grandes. Por ahora, el Jimny sigue siendo un objeto de deseo más político que un producto viable para el mercado estadounidense.
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